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1Por lo tanto deberíamos estar aún más atentos a lo que hemos aprendido para no descarriarnos.
2Si el mensaje que los ángeles trajeron es fiel, y si cada pecado y acto de desobediencia trae su propia consecuencia,[#2:2 Literalmente, “recibe su recompensa”.]
3¿cómo escaparemos si no atendemos esta gran salvación que el Señor anunció desde el principio, y que después nos confirmó por medio de quienes lo oyeron?
4Dios también dio testimonio por medio de señales y milagros, por actos que demuestran su poder, y por medio de los dones del Espíritu Santo, que repartió como quiso.
5No serán los ángeles los encargados del mundo venidero del cual hablamos.
6Sino que, como se ha dicho: “¿Qué son los seres humanos para que te preocupes por ellos? ¿Quién es el hijo de hombre para que cuides de él?[#2:6 “Hijo de hombre”: En su uso normal se refiere solo a un ser humano; sin embargo, Jesús aplicó este término genérico a sí mismo.]
7Lo hiciste un poco inferior a los ángeles; lo coronaste con gloria y honra, y lo pusiste por encima de toda tu creación.[#2:7 En lugar de referirse solo a la humanidad, también puede referirse a Jesús: “Lo hiciste un poco menor que los ángeles, y luego lo coronaste de gloria y honra”. Todo el texto puede verse de manera dual, refiriéndose a Jesús como el hijo de hombre, siendo tanto representante como Salvador de la humanidad.]
8Le diste autoridad sobre todas las cosas”. No quedó nada por fuera cuando Dios le dio autoridad sobre todas las cosas. Sin embargo, vemos que no todo está sujeto a su autoridad todavía.[#2:8 Una vez más, esto puede aplicarse a la humanidad, a Dios dando autoridad sobre las criaturas como se menciona en Génesis 1, o puede aplicarse a la autoridad de Jesús como Señor.]
9Pero vemos a Jesús, puesto en un lugar un poco inferior al de los ángeles, coronado de gloria y honra por el sufrimiento de la muerte. Por medio de la gracia de Dios, Jesús experimentó la muerte por todos.
10Era conveniente que Dios, quien crea y sostiene todas las cosas, preparara por medio del sufrimiento a Aquél que los lleva a la salvación, para llevar a muchos de sus hijos a la gloria.
11Pues tanto el que santifica como los que son santificados pertenecen a la misma familia. Por eso no vacila en llamarlos “hermanos”[#2:11 Literalmente, “todos de una”.]
12al decir: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; te alabaré entre tu pueblo cuando se reúna”.[#2:12 “Se reúna”: la palabra griega es “ecclesia” que más adelante llegó a significar “iglesia”. La cita es de Salmos 22:22]
13Y también dice: “Pondré mi confianza en él”, y “Aquí estoy, junto a los hijos que Dios me ha dado”.[#2:13. Citando Isaías 8:17-18.]
14Y como los hijos tienen en común carne y sangre, él participó de su carne y sangre del mismo modo, para así destruir por medio de la muerte a aquél que tiene el poder de la muerte—el diablo—
15y liberar a todos los que habían estado esclavizados toda la vida por miedo a la muerte.
16Sin duda alguna, los ángeles no son su preocupación; él se preocupa por ayudar a los hijos de Abrahán.
17Por ello le fue necesario volverse como sus hermanos en todo, para poder llegar a ser un sumo sacerdote, misericordioso y fiel, en las cosas de Dios, para perdonar los pecados de su pueblo.
18Y como él mismo sufrió la tentación, puede ayudar a los que son tentados.