Ester 3

Ester 3

Mardoqueo y Amam

1Algún tiempo después, el rey Asuero elevó a Amam, hijo de Hamedata, descendiente de Agag, al cargo de jefe de gobierno de la nación.[#3.1 es decir, perteneciente a los amalecitas, población enemiga de Israel (cf. Ex 17.8-16; 1 S 15.1-8; 30.1-20).]

2Todos los que servían al rey en su palacio, se ponían de rodillas e inclinaban la cabeza cuando Amam pasaba o cuando estaban delante de él, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo no quiso obedecer esta orden.[#3.2 La negación de Mardoqueo a postrarse ante Amam puede explicarse por la enemistad entre judíos y amalecitas (véase 3.1 n.) o porque le atribuye a ese gesto un sentido religioso.]

3Entonces los funcionarios del rey preguntaron a Mardoqueo por qué no cumplía la orden dada por el rey.

4Y todos los días le preguntaban lo mismo, pero él no les hacía caso. Entonces fueron a contárselo a Amam, para ver si Mardoqueo sostendría sus palabras, pues ya les había dicho que era judío.

5Y cuando Amam comprobó que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza cuando él pasaba, se llenó de indignación;

6pero como ya le habían dicho de qué raza era Mardoqueo, le pareció que no bastaría con castigarlo sólo a él, y empezó a pensar en cómo acabar con todos los judíos que vivían en el reino de Asuero.[#3.6 El número de judíos que siguieron viviendo en diversas regiones del reino persa (parte de la llamada diáspora ) fue considerable.]

Decreto para destruir a los judíos

7El primer mes del año, o sea el mes de Nisán, en el año decimosegundo del reinado de Asuero, se echaron suertes en presencia de Amam para fijar el día y el mes en que convenía llevar a cabo su plan, y salió el día trece del mes doce, o sea el mes de Adar.[#3.7 mes correspondiente a marzo-abril.; #3.7 La palabra suertes, en hebreo pur (en plural purim ), se tomará como explicación del nombre de la fiesta que se menciona en 9.24-26. Véase 9.26 n.]

8Entonces dijo Amam al rey Asuero:

—Entre todos los pueblos que componen las provincias del reino de Su Majestad, hay uno que vive separado de los demás; tiene leyes distintas de las de otros pueblos, y no cumple las órdenes de Su Majestad. No conviene a Su Majestad que este pueblo siga viviendo en su reino.

9Por lo tanto, si a Su Majestad le parece bien, publíquese un decreto que ordene su exterminio, y yo por mi parte entregaré a los funcionarios de hacienda trescientos treinta mil kilos de plata para el tesoro real.[#3.9 Lit. diez mil talentos. Véase la Tabla de pesas, monedas y medidas. Se trata de una suma enorme. Según Herodoto, los tributos de las provincias sometidas al imperio persa en tiempos del rey Darío ascendían a 7 600 talentos de plata.]

10Entonces el rey se quitó su anillo y se lo dio a Amam, enemigo de los judíos,[#3.10 El anillo, que estaba provisto de un sello, era símbolo de autoridad (cf. v. 12).]

11diciéndole:

—Puedes quedarte con la plata. En cuanto a ese pueblo, haz con él lo que mejor te parezca.

12El día trece del primer mes del año fueron llamados los secretarios del rey, los cuales escribieron las órdenes de Amam a los gobernadores regionales y provinciales y a las autoridades de cada nación. Estas órdenes fueron escritas en la escritura y la lengua propias de cada provincia y pueblo, y firmadas en nombre del rey Asuero y selladas con el sello real,[#3.12 era la víspera de la celebración de la Pascua (cf. Ex 12.2,6).]

13y enviadas luego por medio de correos a todas las provincias del reino. En ellas se ordenaba destruir por completo, y en un solo día, a todos los judíos, fueran jóvenes o viejos, niños o mujeres, y apoderarse de todos sus bienes. El día señalado era el trece del mes doce, o sea el mes de Adar.[#3.13 correspondía a febrero-marzo.]

14La copia de este decreto fue publicada como ley y dada a conocer en todas las provincias y pueblos, a fin de que estuvieran preparados para ese día.

15Los correos partieron inmediatamente por orden del rey, y el decreto fue publicado en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amam se sentaban a brindar, en Susa reinaba la confusión.[#3.15 Los autores antiguos informan que fueron los persas quienes establecieron los correos rápidos para la comunicación con las provincias.]

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies