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1¡Cuidado! Viene un rey que hace lo correcto cuando gobierna, y los que gobiernan bajo él actuarán con justicia.
2Cada uno de ellos será como un refugio contra el viento, como una protección contra la tormenta, como ríos de agua en el desierto seco, como la sombra de una gran roca en un lugar calcinado por el sol.[#32:2 “Calcinado por el sol”: Literalmente, “cansado, fatigado”, es decir, un clima opresivamente caluroso que causa fatiga.]
3Entonces todo el que tenga ojos podrá ver de verdad, y todo el que tenga oídos podrá oír de verdad.
4Los impulsivos serán sensatos y reflexionarán; los tartamudos hablarán con claridad.
5Ya no se llamará a los tontos respetables ni a los sinvergüenzas muy apreciados.
6Porque los necios sólo dicen tonterías, pensando cosas malas. Actúan en contra del Señor, tergiversando lo que dicen. Se niegan a dar de comer al hambriento y niegan el agua al sediento.
7Los tramposos emplean métodos perversos; idean planes para arruinar a los pobres con mentiras, incluso cuando la razón está del lado de los pobres.
8Pero las personas nobles actúan desinteresadamente; mantienen sus principios de generosidad.
9¡Levántense, mujeres que andan relajadas, y presten atención a lo que digo! Ustedes, señoras sin preocupaciones, ¡escúchenme!
10Dentro de poco, ustedes, que se creen tan seguras, temblarán de miedo. La vendimia va a fracasar y no habrá cosecha.
11¡Tiemblen, mujeres que viven con tranquilidad! ¡Tiemblen ustedes las que creen estar seguras! Despójense de sus ropas, desnúdense y pónganse un saco alrededor de la cintura.
12Golpeen sus pechos con tristeza por la pérdida de sus hermosos campos, de sus viñas fértiles,
13por la pérdida de la tierra de mi pueblo. Lloren porque ahora está cubierta de espinas y zarzas, lloren por la pérdida de todos los hogares felices y las ciudades alegres.
14El palacio está abandonado, la ciudad abarrotada está desierta. Los castillos y las torres de vigilancia se convertirán para siempre en hogares amados por los asnos salvajes, y en lugares donde pastan las ovejas,
15hasta que el Espíritu sea derramado sobre nosotros desde lo alto, y el desierto se convierta en un buen campo lleno de cosechas, y el buen campo crezca como un bosque.
16Entonces los que vivan en el desierto practicarán la justicia, y los que vivan entre los campos harán lo recto.
17Vivir correctamente traerá paz y seguridad duraderas.
18Mi pueblo vivirá en paz, seguro y protegido en sus hogares.
19Aunque el granizo puede destruir un bosque y una ciudad puede ser demolida,
20serás feliz mientras siembras tus cosechas junto a las aguas y dejas que tu ganado y tus burros anden libremente.