LUCAS 22

LUCAS 22

VI. La Pascua de Jesús (22,1–24,49)

El complot contra Jesús

(Mt 26,1-5; Mc 14,1-2; Jn 11,45-53)

1Ya estaba cerca la fiesta de los Panes sin levadura, es decir, de la Pascua,

2y los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley andaban buscando la manera de matar a Jesús, pues temían al pueblo.[#19,47; Mt 12,14; 14,5.]

Judas traiciona a Jesús

(Mt 26,14-16; Mc 14,10-11)

3Entonces Satanás entró en Judas, al que llamaban Iscariote, que era uno de los Doce.[#Jn 13,2.27.]

4Este fue a tratar con los jefes de los sacerdotes y con los oficiales de la guardia del Templo el modo de entregarles a Jesús.

5Ellos se alegraron y, a cambio, le ofrecieron dinero.

6Judas aceptó el trato y comenzó a buscar una oportunidad para entregárselo sin que la gente se diera cuenta.

Los discípulos preparan la cena de Pascua

(Mt 26,17-19; Mc 14,12-16)

7Llegado el día de los Panes sin levadura, cuando debía sacrificarse el cordero de Pascua,

8Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles:

—Vayan a preparar nuestra cena de Pascua.

9Le preguntaron:

—¿Dónde quieres que la preparemos?

10Jesús les contestó:

—Cuando entren en la ciudad encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa donde entre

11y díganlo al dueño de la casa: «El Maestro dice: ¿Cuál es la estancia donde voy a celebrar la cena de Pascua con mis discípulos?».

12Él les mostrará una sala amplia y ya dispuesta en el piso de arriba. Prepárenlo todo allí.

13Los discípulos fueron y encontraron las cosas como Jesús les había dicho. Y prepararon la cena de Pascua.

La cena del Señor

(Mt 26,26-30; Mc 14,22-25; 1 Co 11,23-25)

14Cuando llegó la hora, Jesús se sentó a la mesa junto con los apóstoles.

15Entonces les dijo:

—¡Cuánto he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de mi muerte!

16Porque les digo que no volveré a comerla hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios.

17Tomó luego en sus manos una copa, dio gracias a Dios y dijo:

—Tomen esto y repártanlo entre ustedes,

18porque les digo que ya no beberé más de este fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.

19Después tomó pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio diciendo:

—Esto es mi cuerpo, entregado en favor de ustedes. Hagan esto en recuerdo de mí.

20Lo mismo hizo con la copa después de haber cenado, diciendo:

—Esta copa es la nueva alianza, confirmada con mi sangre, que va a ser derramada en favor de ustedes.

21Pero ahora, sobre la mesa y junto a mí, está la mano del que me traiciona.[#Sal 41,9.]

22Es cierto que el Hijo del hombre ha de recorrer el camino que le está señalado, pero ¡ay de aquel que lo traiciona![#Hch 2,23.]

23Los discípulos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros quién de ellos sería el traidor.

Quién es más importante

(Mt 20,25-27; Mc 10,42-44)

24Surgió también una disputa entre los apóstoles acerca de cuál de ellos era el más importante.[#9,46 y par.]

25Jesús entonces les dijo:

—Los reyes someten las naciones a su dominio, y los que ejercen poder sobre ellas se hacen llamar bienhechores.

26Pero entre ustedes no debe ser así. Antes bien, el más importante entre ustedes debe ser como el más pequeño, y el que dirige debe ser como el que sirve.

27Pues ¿quién es más importante, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es, acaso, el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve.[#Jr 13,4-16.]

28Pero ustedes son los que han permanecido a mi lado en mis pruebas.

29Por eso, yo quiero asignarles un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,[#12,32.]

30para que coman y beban en la mesa de mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.[#13,29.]

Jesús predice la negación de Pedro

(Mt 26,31-35; Mc 14,27-31; Jn 13,36-38)

31Y el Señor dijo:

—Simón, Simón, Satanás los ha reclamado a ustedes para zarandearlos como a trigo en la criba;

32pero yo he pedido por ti, para que no desfallezca tu fe. Y tú, cuando recuperes la confianza, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.

33Pedro le dijo:

—¡Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel e incluso a la muerte!

34Jesús le contestó:

—Pedro, te digo que no cantará hoy el gallo sin que hayas negado tres veces que me conoces.

La hora decisiva

35Les dijo también Jesús:

—Cuando los envié sin bolsa, sin zurrón y sin sandalias, ¿les faltó, acaso, algo?

Ellos contestaron:

—Nada.

36Y continuó diciéndoles:

—Pues ahora, en cambio, el que tenga una bolsa, que la lleve consigo, y que haga lo mismo el que tenga un zurrón; y el que no tenga espada, que venda su manto y la compre.

37Porque les digo que tiene que cumplirse en mí lo que dicen las Escrituras: Lo incluyeron entre los criminales . Todo lo que se ha escrito de mí, tiene que cumplirse.[#Is 53,12 (ver Hch 8,32-33).]

38Ellos dijeron:

—¡Señor, aquí tenemos dos espadas!

Él les contestó:

—¡Es bastante!

Jesús ora en Getsemaní

(Mt 26,36-46; Mc 14,32-42)

39Después de esto, Jesús salió y, según tenía por costumbre, se dirigió al monte de los Olivos en compañía de sus discípulos.

40Cuando llegaron, les dijo:

—Oren para que puedan resistir la prueba.

41Luego se alejó de ellos como un tiro de piedra, se puso de rodillas y oró:

42—Padre, si quieres, líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.[#Mt 6,10.]

[

43Entonces se le apareció un ángel del cielo para darle fuerzas.

44Jesús, lleno de angustia, oraba intensamente. Y le caía el sudor al suelo en forma de grandes gotas de sangre].[#22,43-44: Varios de los mejores y más antiguos mss. omiten los dos versículos colocados entre corchetes.]

45Después de orar, se levantó y se acercó a sus discípulos. Los encontró dormidos, vencidos por la tristeza,

46y les preguntó:

—¿Cómo es que duermen? Levántense y oren para que puedan resistir la prueba.

Jesús es arrestado

(Mt 26,47-56; Mc 14,43-50; Jn 18,3-12)

47Todavía estaba hablando Jesús, cuando se presentó un grupo de gente encabezado por el llamado Judas, que era uno de los Doce. Este se acercó a Jesús para besarlo;

48pero Jesús le dijo:

—Judas, ¿con un beso vas a entregar al Hijo del hombre?

49Los que acompañaban a Jesús, al ver lo que sucedía, le preguntaron:

—Señor, ¿los atacamos con la espada?

50Y uno de ellos dio un golpe al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.

51Pero Jesús dijo:

—¡Déjenlo! ¡Basta ya!

Enseguida tocó la oreja herida y la curó.

52Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los oficiales de la guardia del Templo y a los ancianos que habían salido contra él:

—¿Por qué han venido a buscarme con espadas y garrotes, como si fuera un ladrón?

53Todos los días he estado entre ustedes en el Templo, y no me detuvieron. ¡Pero esta es la hora de ustedes, la hora del poder de las tinieblas![#19,47; 21,37; Jn 18,20; Col 1,13.]

Pedro niega a Jesús

(Mt 26,57-58.69-75; Mc 14,53-54.66-72; Jn 18,15-18.25-27)

54Apresaron, pues, a Jesús, se lo llevaron y lo introdujeron en la casa del sumo sacerdote. Pedro iba detrás a cierta distancia.

55En medio del patio de la casa habían encendido fuego, y estaban sentados en torno a él; también Pedro estaba sentado entre ellos.

56En esto llegó una criada que, viendo a Pedro junto al fuego, se quedó mirándolo fijamente y dijo:

—Este también estaba con él.

57Pedro lo negó, diciendo:

—Mujer, ni siquiera lo conozco.

58Poco después lo vio otro, que dijo:

—También tú eres uno de ellos.

Pedro replicó:

—No lo soy, amigo.

59Como cosa de una hora más tarde, un tercero aseveró:

—Seguro que este estaba con él, pues es galileo.

60Entonces Pedro exclamó:

—¡Amigo, no sé qué estás diciendo!

Todavía estaba Pedro hablando, cuando cantó un gallo.

61En aquel momento, el Señor se volvió y miró a Pedro. Se acordó Pedro de que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces»

62y, saliendo, lloró amargamente.

Burlas e insultos contra Jesús

(Mt 26,67-68; Mc 14,65)

63Los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban.

64Tapándole los ojos, le decían:

—¡Adivina quién te ha pegado!

65Y proferían contra él toda clase de insultos.

Jesús ante el Consejo Supremo

(Mt 26,59-66; Mc 14,55-64; Jn 18,12-14.19-24)

66Cuando se hizo de día, se reunieron los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, y llevaron a Jesús ante el Consejo Supremo.

67Allí le preguntaron:

—¿Eres tú el Mesías? ¡Dínoslo de una vez!

Jesús contestó:

—Aunque se lo diga a ustedes, no me van a creer;

68y si les hago preguntas, no me van a contestar.

69Sin embargo, desde ahora mismo, el Hijo del hombre estará sentado junto a Dios todopoderoso .[#Sal 110,1.]

70Todos preguntaron:

—¿Así que tú eres el Hijo de Dios?

Jesús respondió:

—Lo soy, tal como ustedes lo dicen.

71Entonces ellos dijeron:

—¿Para qué queremos más testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de sus propios labios.

La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
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