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1Principio del evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios.[#1,14; 8,35; 10,29; 13,10; 14,9; 16,15; Rm 1,1; 15,19; 16,25; Mt 14,33; Lc 1,32.35.]
2Así está escrito en el libro del profeta Isaías:
Mira, yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.
3Se oye una voz,
alguien clama en el desierto:
«¡Preparen el camino del Señor;
abran sendas rectas para él!».
4Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados.[#Hch 13,24; 19,4.]
5La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán.
6Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
7Y lo que proclamaba era esto:
—Después de mí viene uno que es más poderoso que yo, de quien ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias.
8Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo.[#Mt 3,11.]
9Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán.
10En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma.[#Is 11,2; 42,1; 63,11.19; Jn 1,32-33.]
11Y se oyó una voz proveniente del cielo:
—Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.
12Acto seguido, el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto,
13donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.
14Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea a predicar la el evangelio de Dios.[#6,17-18; Mt 4,12.]
15Decía:
—El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Conviértanse y crean en el evangelio.
16Iba Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red en el lago.[#Jn 1,40-41.]
17Jesús les dijo:
—Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres.
18Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él.
19Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes.[#Mt 20,20; Lc 9,54.]
20Los llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los trabajadores contratados, se fueron en pos de él.
21Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar.[#6,2; Lc 4,16; 6,6; 13,10.]
22Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley.[#1,27; 2,10.12; 6,2; 11,28-33; Mt 7,28-29.]
23Estaba allí, en la sinagoga, un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:
24—¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios![#Lc 4,34; 10,18; Jn 6,69 (ver Hch 3,14; 4,27.30); Ap 20,10.]
25Jesús lo increpó, diciéndole:
—¡Cállate y sal de él!
26El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él.
27Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros:
—¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.
28Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea.[#Mt 4,24.]
29Al salir de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón y Andrés, acompañado también por Santiago y Juan.
30Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama, con fiebre.
31Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Al instante le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos.
32Al anochecer, cuando ya el sol se había puesto, le llevaron todos los enfermos y poseídos por demonios.[#3,10-11; 6,13; Mt 4,24; 8,16; Lc 6,18 (ver Hch 5,16; 8,7).]
33Toda la gente de la ciudad se apiñaba a la puerta,
34y Jesús curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; pero a los demonios no les permitía que hablaran de él, porque lo conocían.
35De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó, salió de la ciudad y se dirigió a un lugar apartado a orar.[#6,46; Mt 14,23; Lc 3,21; 5,16; 6,12.]
36Simón y los que estaban con él fueron en su busca
37y, cuando lo encontraron, le dijeron:
—Todos están buscándote.
38Jesús les contestó:
—Vayamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para proclamar también allí el mensaje, pues para eso he venido.
39Así recorrió toda Galilea proclamando el mensaje en las sinagogas y expulsando demonios.[#6,6; Mt 4,23; 9,35.]
40Se acercó entonces a Jesús un leproso y, poniéndose de rodillas, le suplicó:
—Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41Jesús, conmovido, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—Quiero. Queda limpio.
42Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.
43Acto seguido Jesús lo despidió con tono severo
44y le encargó:
—Mira, no le cuentes esto a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita al efecto por Moisés. Así todos tendrán evidencia de tu curación.
45Pero él, en cuanto se fue, comenzó a proclamar sin reservas lo ocurrido; y como la noticia se extendió con rapidez, Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna población, sino que debía permanecer fuera, en lugares apartados. Sin embargo, la gente acudía a él de todas partes.