MARCOS 8

MARCOS 8

Jesús da de comer a unas cuatro mil personas

(Mt 15,32-39)

1Por aquellos días se reunió otra vez mucha gente. Como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:[#6,35-44; Mt 14,14-21.]

2—Me da lástima esta gente. Ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer.

3Si los despido y los dejo ir a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Y algunos han venido de lejos.

4Los discípulos le contestaron:

—Pero ¿de dónde podrá uno sacar pan para dar de comer a todos estos en este lugar apartado?

5Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen ustedes?

Ellos contestaron:

—Siete.

6Jesús dispuso que la gente se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran. Y los discípulos los distribuyeron entre la gente.

7Tenían además unos cuantos peces; Jesús los bendijo y mandó que los repartieran.

8Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron siete espuertas de los trozos sobrantes de pan.

9Luego Jesús despidió a la multitud, que era de unas cuatro mil personas.

10A continuación subió a la barca con sus discípulos y se dirigió a la región de Dalmanuta.

Petición de una señal milagrosa

(Mt 16,1-4)

11Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios.[#Is 7,10-14; Mt 12,38; 16,1; 19,3; 22,15.35; Lc 11,16; Jn 6,30 (ver 1 Co 1,22).]

12Pero Jesús, suspirando profundamente, dijo:

—¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? ¡Les aseguro que no se les dará señal alguna!

13Y, dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla del lago.

El pan y la levadura de los fariseos y de Herodes

(Mt 16,5-12)

14Los discípulos habían olvidado llevar pan. Solamente tenían uno en la barca.

15Jesús les recomendó:

—Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de Herodes.

16Los discípulos comentaban unos con otros: «Esto lo dice porque no hemos traído pan».

17Pero, dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:

—¿Por qué están comentando que les falta el pan? ¿Tan embotada tienen la mente que no son capaces de entender ni comprender nada?

18¡Ustedes tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen! ¿Ya no se acuerdan[#Jr 5,21; Ez 12,2 (ver Mc 4,12 y Hch 28,26).]

19de cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos cestos llenos de trozos sobrantes recogieron?

Le contestaron:

—Doce.

20—Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas espuertas de trozos sobrantes recogieron?

Le contestaron:

—Siete.

21Y Jesús les dijo:

—¿Y aún siguen sin entender?

Curación de un ciego en Betsaida

22Cuando llegaron a Betsaida, le presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que lo tocase.[#7,32-33; Jn 9,6.]

23Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó:

—¿Ves algo?

24El ciego abrió los ojos y dijo:

—Veo a la gente. Son como árboles que andan.

25Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad.

26Después, Jesús lo mandó a su casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea.[#8,26: Numerosos mss. dicen:]

Declaración de Pedro acerca de Jesús

(Mt 16,13-20; Lc 9,18-21)

27Jesús y sus discípulos se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino les preguntó:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

28Ellos contestaron:

—Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los profetas.

29Jesús volvió a preguntarles:

—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?

Entonces Pedro declaró:

—¡Tú eres el Mesías!

30Pero Jesús les mandó que no hablaran a nadie sobre él.

III. Revelación de Jesús como Mesías sufriente (8,31–16,8)

Jesús anuncia por primera vez su muerte y su resurrección

(Mt 16,21-23; Lc 9,22)

31Entonces Jesús empezó a explicarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho; que había de ser rechazado por los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría.[#9,12.30-31; 10,33-34; Mt 17,12.22-23; 20,18-19; Lc 9,44; 17,25; 18,32-33 (ver Hch 17,3).]

32Les hablaba con toda claridad. Pedro entonces, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.

33Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a su vez a Pedro, diciéndole:

—¡Apártate de mí, Satanás! ¡Tú no piensas como piensa Dios, sino como piensa la gente!

34Luego Jesús convocó a la gente y a sus propios discípulos y les dijo:

—Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz y seguirme.

35Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por mi causa y por la causa del evangelio, ese la salvará.[#Mt 10,39; Lc 17,33; Jn 12,25.]

36Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida?

37¿O qué podrá dar una persona a cambio de su vida?

38Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de la gloria de su Padre y acompañado de los santos ángeles.[#Mt 10,33; Lc 12,9; 2 Tm 2,12.]

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