SALMOS 28

SALMOS 28

Escucha mi grito de súplica

1Señor, a ti te llamo;

no me ignores, fortaleza mía,

que si tú no me hablas

seré como los muertos.

2Escucha mi grito de súplica

cuando te invoco,

cuando alzo mis manos

hacia tu santuario.

3No me arrojes con los malvados

ni con los que hacen el mal:

hablan de paz con sus amigos,

pero en su corazón hay violencia.

4Trátalos según sus acciones

y la maldad de sus actos;

trátalos de acuerdo a sus obras,

¡dales tú su merecido!

5Pues no reconocen las acciones del Señor

ni tampoco la obra de sus manos,

¡que él los derribe

y no vuelva a levantarlos!

6Bendito sea el Señor

que escucha mi grito de súplica.

7El Señor es mi fortaleza y mi escudo,

en él mi corazón confía.

Me ha socorrido y estoy alegre,

con mis cantos le doy gracias.

8El Señor es el baluarte de su pueblo,

la fortaleza que salva a su ungido.

9Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad,

sé su pastor y guíalos por siempre.

La Palabra (BLPH) versión hispanoamericana Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso
Published by: Bible Society of Spain