Hay un Dios que imparte justicia

¹Jueces, ¿en verdad proclaman la justicia

y juzgan a las personas con rectitud?

²No; en su interior ustedes traman el mal

y propagan la violencia en esta tierra.

³Los malvados desde que nacen están perdidos,

los falsos desde su nacimiento se extravían.

⁴Es su veneno como el veneno de la serpiente,

son como víbora sorda que tapa sus oídos

⁵para no oír la voz de los encantadores,

ni la del hechicero experto en hechizos.

⁶Oh Dios, rompe los dientes de su boca,

destroza, Señor, las fauces de estos leones.

⁷Que se evaporen como agua que se diluye,

que disparen flechas que no puedan clavarse;

⁸que sean cual babosa que al andar se deshace,

como aborto de mujer que no pudo ver el sol;

⁹que antes que sus ollas noten el fuego

vivo y crepitante, lo apague un vendaval.

¹⁰Se alegrará el justo cuando vea la venganza

y bañará sus pies en la sangre del malvado.

¹¹Y todos dirán: «El justo tiene su premio,

hay un Dios que imparte justicia en la tierra».