Tú colmas la tierra de bienes

¹Tú mereces la alabanza,

oh Dios que estás en Sion,

mereces que se te cumplan las promesas,

²pues tú escuchas las oraciones

y todos los humanos acuden a ti.

³Las culpas nos tienen abrumados,

pero tú perdonas nuestros pecados.

⁴Felices a quienes escoges y llevas

a que habiten en tus atrios.

Nos saciaremos de los bienes de tu casa,

de los dones sagrados de tu Templo.

⁵Tu justicia salvadora

nos responde con prodigios,

oh Dios, salvador nuestro,

esperanza del confín del mundo

y de los mares más remotos.

⁶Con su fuerza afianza los montes

revestido todo él de poder;

⁷calma el fragor de los mares,

serena el fragor de sus olas

y el estruendo de los pueblos.

⁸Cuantos viven en el confín del mundo

te veneran por tus prodigios,

tú alegras a oriente y occidente.

⁹Cuidas la tierra y la riegas,

la colmas de bienes sin fin;

la acequia caudalosa rebosa de agua,

pones a punto la tierra para el grano:

¹⁰inundas los surcos, deshaces los terrones,

con lluvia la ablandas, bendices su semilla.

¹¹Tú coronas el año con tus bienes,

y tus decisiones son fuente de abundancia.

¹²Los pastos del desierto rezuman,

tú ciñes de alegría los montes,

¹³los prados se revisten de rebaños

y los valles se cubren de grano

y cantan gritando de alegría.