Dios, no te quedes callado

¹Oh Dios, no te quedes callado,

no enmudezcas ni estés impasible.

²Mira, tus enemigos se amotinan,

se ensoberbecen quienes te odian.

³Traman intrigas contra tu pueblo,

conspiran contra tus protegidos.

⁴Dicen: «¡Destruyámoslos como nación!

¡Que no vuelva a recordarse el nombre de Israel!».

⁵Se confabulan, se ponen de acuerdo

y sellan un pacto contra ti:

⁶las gentes de Edom e Ismael,

Moab y los agarenos,

⁷Guebal, Amón y Amalec,

Filistea con los de Tiro;

⁸también Asiria se ha unido a ellos

y prestan su apoyo a los hijos de Lot. [Pausa ]

⁹Trátalos tú como a Madián,

como a Sísara y Jabín en el torrente Quisón:

¹⁰en Endor ellos fueron arrasados,

sirvieron de abono a la tierra.

¹¹Trata a sus nobles como a Oreb y Zeb,

a sus príncipes como a Zebaj y Salmaná

¹²quienes decían: «¡Hagamos nuestros

los dominios de Dios!».

¹³Dios mío, haz que sean como hojarasca,

como una brizna ante el viento.

¹⁴Como fuego que abrasa el bosque,

como llama que devora las montañas,

¹⁵así tu huracán los ponga en fuga

y los llene de terror tu torbellino.

¹⁶Cubre sus rostros de vergüenza

y que ellos, Señor, busquen tu nombre.

¹⁷Sean avergonzados y turbados para siempre,

que sean deshonrados y perezcan;

¹⁸que sepan que tu nombre es el Señor

y solo tú eres Altísimo en la tierra entera.