Isaías 56

Isaías 56

Recompensa de la fidelidad a la alianza

1El Señor dice:

«Practiquen la justicia,

hagan lo que es recto,

porque pronto voy a llevar a cabo la liberación;

voy a mostrar mi poder salvador.

2Dichoso el hombre que sigue estos mandatos

y los cumple con fidelidad,

que respeta el sábado y no lo profana,

que tiene buen cuidado de no hacer nada malo.»

3Si un extranjero se entrega al Señor,[#56.3 Los vv. 3-8 atestiguan que en la comunidad de Israel habían surgido dudas acerca de quiénes podían pertenecer al pueblo de Dios. El profeta responde que también el extranjero y el eunuco (cf. v. 3) pueden ser miembros de ese pueblo si se convierten al verdadero Dios y cumplen sus mandamientos.]

no debe decir:

«El Señor me tendrá separado de su pueblo.»

Ni tampoco el eunuco debe decir:

«Yo soy un árbol seco.»

4Porque el Señor dice:

«Si los eunucos respetan mis sábados,

y si cumplen mi voluntad

y se mantienen firmes en mi alianza,

5yo les daré algo mejor que hijos e hijas;

les concederé que su nombre quede grabado para siempre

en mi templo, dentro de mis muros;

les daré un nombre eterno,

que nunca será borrado.

6Y a los extranjeros que se entreguen a mí,

para servirme y amarme,

para ser mis siervos,

si respetan el sábado y no lo profanan

y se mantienen firmes en mi alianza,

7yo los traeré a mi monte sagrado[#56.7 Véase Sal 2.6 n.; cf. 15.1.]

y los haré felices en mi casa de oración.

Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios,

porque mi casa será declarada

casa de oración para todos los pueblos.

8Yo haré que vuelvan y se reúnan

los que aún están en el destierro.»

Esto lo afirma el Señor,

que hace que vuelvan a reunirse

los israelitas que estaban dispersos.

Reproches a los malos jefes

9Vengan, fieras salvajes;

vengan, animales del bosque,

a devorar el rebaño;

10porque los guardianes de mi pueblo están ciegos,[#56.10 son los jefes de la comunidad, denunciados aquí por su incompetencia, su holgazanería y su inclinación a los excesos en la comida y en la bebida. Véase Jer 2.8 nota.]

no se dan cuenta de nada.

Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar;

se pasan la vida echados y soñando;

les encanta dormir.

11Son perros hambrientos que nunca se llenan,

son pastores que no entienden nada;

cada uno sigue su propio camino,

solo busca sus propios intereses.

12Dicen: «Vamos a buscar vino y bebidas fuertes

para emborracharnos.

Y hagamos mañana lo mismo que hoy,

o mucho más aún.»

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies