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1Jesús entró en Jericó y comenzó a atravesar la ciudad.
2Vivía allí un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma.[#19.2 por ser jefe de los que cobraban impuestos en su distrito, habría tenido muchas oportunidades de hacerse rico con dinero mal habido (v. 8). Véase Mt 5.46 n.]
3Este quería conocer a Jesús, pero no conseguía verlo porque había mucha gente y Zaqueo era pequeño de estatura.
4Por eso corrió adelante y, para alcanzar a verlo, se subió a un árbol cerca de donde Jesús tenía que pasar.[#19.4 Lit. un sicómoro, árbol del mismo género de la higuera, grande y frondoso; es fácil de trepar en él.]
5Cuando Jesús pasaba por allí, miró hacia arriba y le dijo:
—Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa.
6Zaqueo bajó aprisa, y con gusto recibió a Jesús.
7Al ver esto, todos comenzaron a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en la casa de un pecador.[#19.7 Lc 5.30; 15.2. Pecador: Véase Mt 9.10 nota.]
8Zaqueo se levantó entonces y le dijo al Señor:
—Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
9Jesús le dijo:
—Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham.
10Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.[#Ez 34.16.]
11La gente estaba oyendo a Jesús decir estas cosas, y él les contó una parábola, porque ya estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a llegar en seguida.
12Les dijo: «Había un hombre de la nobleza, que se fue lejos, a otro país, para ser nombrado rey y regresar.[#19.12 Los reyes y gobernantes de Palestina eran nombrados por el emperador romano. Es posible que esta parábola aluda al viaje que hizo Arquelao a Roma en el año 4 a.C. (véase Mt 2.22 n.) para recibir la confirmación de su nombramiento como gobernante; algunos judíos lo siguieron allí para oponerse a su nombramiento (cf. v. 14).]
13Antes de salir, llamó a diez de sus empleados, entregó a cada uno de ellos una gran cantidad de dinero y les dijo: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva.”[#19.13 Lit. esclavos; véase Mt 25.14 n.; #19.13 Lit. una mina, moneda que equivalía aprox. a 100 denarios, o sea al salario correspondiente a cien días de trabajo.]
14Pero la gente de su país lo odiaba, y mandaron tras él una comisión encargada de decir: “No queremos que este hombre sea nuestro rey.”
15»Pero él fue nombrado rey, y regresó a su país. Cuando llegó, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero, para saber cuánto había ganado cada uno.
16El primero se presentó y dijo: “Señor, su dinero ha producido diez veces más.”
17El rey le contestó: “Muy bien; eres un buen empleado; ya que fuiste fiel en lo poco, te hago gobernador de diez pueblos.”[#Lc 16.10.]
18Se presentó otro y dijo: “Señor, su dinero ha producido cinco veces más.”
19También a este le contestó: “Tú serás gobernador de cinco pueblos.”
20»Pero otro se presentó diciendo: “Señor, aquí está su dinero. Lo guardé en un pañuelo;
21pues tuve miedo de usted, porque usted es un hombre duro, que recoge donde no entregó y cosecha donde no sembró.”
22Entonces le dijo el rey: “Empleado malo, con tus propias palabras te juzgo. Si sabías que soy un hombre duro, que recojo donde no entregué y cosecho donde no sembré,
23¿por qué no llevaste mi dinero al banco, para devolvérmelo con los intereses a mi regreso a casa?”
24Y dijo a los que estaban allí: “Quítenle el dinero y dénselo al que ganó diez veces más.”
25Ellos le dijeron: “Señor, ¡pero si él ya tiene diez veces más!”
26El rey contestó: “Pues les digo que al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.[#19.26 Mt 13.12; Mc 4.25; Lc 8.18.]
27Y en cuanto a mis enemigos que no querían tenerme por rey, tráiganlos acá y mátenlos en mi presencia.”»
28Después de decir esto, Jesús siguió su viaje a Jerusalén.
29Cuando ya había llegado cerca de Betfagé y Betania, junto al monte que se llama de los Olivos, envió a dos de sus discípulos,[#19.29 Para la ubicación de estos lugares, véanse las notas sobre Mt 21.1.]
30diciéndoles:
—Vayan a la aldea que está enfrente, y al llegar encontrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo.
31Y si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle que el Señor lo necesita.
32Los discípulos fueron y lo encontraron todo como Jesús se lo había dicho.
33Mientras estaban desatando el burro, los dueños les preguntaron:
—¿Por qué lo desatan?
34Ellos contestaron:
—Porque el Señor lo necesita.
35Y poniendo sus capas sobre el burro, se lo llevaron a Jesús y lo hicieron montar.
36Conforme Jesús avanzaba, la gente tendía sus capas por el camino.[#19.36 Manifestaciones de aclamación (véase Mt 21.8 n.).]
37Y al acercarse a la bajada del Monte de los Olivos, todos sus seguidores comenzaron a gritar de alegría y a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto.
38Decían:
—¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
39Entonces algunos fariseos que había entre la gente le dijeron:
—Maestro, reprende a tus seguidores.
40Pero Jesús les contestó:
—Les digo que si estos se callan, las piedras gritarán.
41Cuando llegó cerca de Jerusalén, al ver la ciudad, Jesús lloró por ella,[#19.41 Desde el camino del Monte de los Olivos, se contempla un imponente panorama de la ciudad de Jerusalén .; #19.41 Cf. Lc 13.34-35.]
42diciendo: «¡Si en este día tú también entendieras lo que puede darte paz! Pero ahora eso te está escondido y no puedes verlo.
43Pues van a venir para ti días malos, en que tus enemigos harán un muro a tu alrededor, y te rodearán y atacarán por todos lados,
44y te destruirán por completo. Matarán a tus habitantes, y no dejarán en ti ni una piedra sobre otra, porque no reconociste el momento en que Dios vino a visitarte.»[#19.43-44 Lenguaje parecido al de Is 29.3; Jer 6.6; Ez 4.2. En el año 70 d.C. el ejército romano destruyó a Jerusalén. Cf. Lc 21.6,20-24.; #19.44 Tanto en griego como en hebreo, el término visitar se usa para referirse a la intervención de Dios, para salvar (véase Lc 1.68 n.) o para castigar (Ex 20.5; 32.34; Sal 59.5 [6]; Is 10.12).]
45Después de esto, Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo,[#19.45 Los comerciantes que tenían sus puestos en el atrio exterior del templo convertían un negocio legítimo en fuente de abusos (Mt 21.12 n.).]
46y les dijo:
—En las Escrituras se dice: “Mi casa será casa de oración”, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones.
47Todos los días Jesús enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo.[#19.47 Lc 21.37; 22.53; Jn 18.20.]
48Pero no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente estaba pendiente de lo que él decía.