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1Principio de la buena noticia de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios.[#1.1 La traducción tradicional es evangelio, palabra de origen griego que significa «buena noticia». Véase Introducción a los evangelios .; #1.1 Esta frase falta en algunos mss. griegos. En su evangelio, Marcos va mostrando progresivamente el carácter mesiánico y divino de Jesús. Cf., por ej., Mc 1.24,34; 2.5; 3.11; 8.29-31; 14.61-62; 15.39.]
2Está escrito en el libro del profeta Isaías:
«Envío mi mensajero delante de ti,
para que te prepare el camino.
3Una voz grita en el desierto:
“Preparen el camino del Señor;
ábranle un camino recto.”»
4Y así se presentó Juan el Bautista en el desierto; decía a todos que debían volverse a Dios y ser bautizados, para que Dios les perdonara sus pecados.[#1.4 Algunos mss. dicen Juan bautizaba .; #1.4 Lit. cambiar la manera de pensar; la palabra griega, traducida a veces por arrepentirse, significa cambiar de actitud y convertirse a Dios (véase Mt 3.2 nota).; #1.4-5 El bautismo de Juan era no sólo una purificación ritual sino un rito que simbolizaba también una verdadera conversión. Cf. Hch 2.38; 13.24.]
5Todos los de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén salían a oírlo. Confesaban sus pecados, y Juan los bautizaba en el río Jordán.
6La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, y se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; y comía langostas y miel del monte.[#1.6 Juan se vestía como el profeta Elías (2 R 1.8; cf. Zac 13.4). Esta indicación probablemente debe entenderse en el sentido de que llevaba una capa de pelo de camello, y de que se cubría de la cintura para abajo, hasta las rodillas, con una prenda de cuero que reemplazaba la túnica.; #1.6 insectos parecidos a los saltamontes, considerados comestibles en diversos países orientales (cf. Lv 11.22).]
7En su proclamación decía: «Después de mí viene uno más poderoso que yo, que ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias.[#1.7 Jn 1.15,27,30. Desatar a alguien la correa de sus sandalias era un servicio humilde, propio de un esclavo.]
8Yo los he bautizado a ustedes con agua; pero él los bautizará con el Espíritu Santo.»[#1.8 Jn 1.33; Hch 1.5; 2.1-4.]
9Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, que está en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán.[#1.9 en aquel tiempo, un pueblo pequeño, situado en Galilea, región del norte de Palestina.]
10En el momento de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.
11Y se oyó una voz del cielo, que decía: «Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.»[#1.11 también puede entenderse como mi único Hijo. A quien he elegido: o a quien he preferido. Cf. Gn 22.2; Sal 2.7; Is 42.1; sobre la alusión a estos pasajes, véase Mt 3.17 n. Nótese también Mt 12.18; Mc 9.7; Lc 9.35; 2 P 1.17.]
12Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto.
13Allí estuvo cuarenta días, viviendo entre las fieras y siendo puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.[#1.13 Véase Mt 4.2 n.; #1.13 Heb 2.18; 4.15.; #1.13 nombre que significa el acusador o el adversario y que es aplicado al diablo.]
14Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios.[#1.14 el Bautista había sido apresado por orden de Herodes Antipas (véase Mt 4.12 n.; cf. Mc 6.17-18).; #1.14 Véase 1.1 nota.]
15Decía: «Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.»[#1.15 Véase Índice temático. Cf. Mt 3.2.; #1.15 Véase 1.4 nota.]
16Jesús pasaba por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores, y estaban echando la red al agua.[#1.16 Véase Índice temático .; #1.16 que después fue llamado Pedro, o Simón Pedro (Mc 3.16). Véase Mt 16.18 nota.]
17Les dijo Jesús:
—Síganme, y yo haré que ustedes sean pescadores de hombres.
18Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.[#Jn 1.35-42.]
19Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca arreglando las redes.[#1.19 derivación tradicional del nombre Jacob o Jacobo; véase Mt 4.21 n.]
20En seguida los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes, y se fueron con Jesús.
21Llegaron a Cafarnaúm, y en el sábado Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.[#1.21 Aunque Jesús era de Nazaret, el centro de su actividad en Galilea fue Cafarnaúm, la población más grande a orillas del Lago de Galilea.; #1.21 Véase Índice temático .; #1.21 casa de reunión e instrucción de los judíos; véase Índice temático. Cualquier persona competente podía ser invitada durante la reunión a explicar las Escrituras (cf. Lc 4.16-21; Hch 13.14-15).]
22La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley.[#1.22 Mt 7.28-29. Maestros de la ley: Véase Introducción al NT (30). Éstos basaban su enseñanza, sobre todo, en la autoridad de las Escrituras y de otros maestros, pero Jesús enseñaba con autoridad propia.]
23En la sinagoga del pueblo había un hombre que tenía un espíritu impuro, el cual gritó:[#1.23 demonio o espíritu malo. Véase Demonio en el Índice temático. Los antiguos veían en muchos desórdenes físicos y mentales del hombre un influjo de espíritus malos. Jesús quiere librar al ser humano del mal en todas sus manifestaciones.]
24—¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.[#1.24 Esta frase también puede traducirse como afirmación: Has venido a destruirnos .; #1.24 Jn 6.69. El Santo de Dios: expresión que se refiere a su relación especial con Dios.]
25Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole:
—¡Cállate y deja a este hombre!
26El espíritu impuro hizo que al hombre le diera un ataque, y gritando con gran fuerza salió de él.
27Todos se asustaron, y se preguntaban unos a otros:
—¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, y con plena autoridad! ¡Incluso a los espíritus impuros da órdenes, y lo obedecen!
28Y muy pronto la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea.
29Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
30La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús,
31y él se acercó, y tomándola de la mano la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos.
32Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús,[#1.32 Debieron esperar hasta el anochecer porque se consideraba que llevar a los enfermos hasta donde se encontraba Jesús era un «trabajo» prohibido en sábado. Con la puesta del sol terminaba el sábado y empezaba el día siguiente. Endemoniados: Véase 1.23 n.]
33y el pueblo entero se reunió a la puerta.
34Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían.[#1.34 Jesús no dejaba que los demonios hablaran de él, y, según 1.43-44 también prohibió al leproso sanado hablar del milagro que le había hecho. En los evangelios sinópticos, y especialmente en Mc, se hace notar con frecuencia cómo Jesús prohibía que se refirieran abiertamente a él como Hijo de Dios o como el Mesías (cf., por ej., Mc 1.44; 3.11-12; 5.43; 7.36; 8.30; 9.9). Jesús enseñó en privado a sus discípulos que él tendría que padecer, sufrir la muerte y resucitar (Mc 8.31; 9.31; 10.32-34). Les presentó así un concepto de su misión que difería de la idea popular judía de un Mesías conquistador y libertador en el sentido político. Sólo cuando respondió al sumo sacerdote, poco antes de ser crucificado, Jesús se declaró públicamente como el Mesías (Mc 14.61-62).; #1.34 Sabían quién era Jesús.]
35De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario.[#Mt 14.23; Mc 6.46; Lc 5.16; 6.12.]
36Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús,
37y cuando lo encontraron le dijeron:
—Todos te están buscando.
38Pero él les contestó:
—Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido.
39Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.[#Mt 4.23; 9.35.]
40Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo:[#1.41 Algunos mss. dicen se indignó .]
—Quiero. ¡Queda limpio!
42Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio.
43Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho:
44—Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.[#1.43-44 Véase 1.34 nota.; #1.44 Lv 14.1-32; véase Mt 8.4 nota.]
45Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.