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1Vi un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano.[#20.1 Véase Ap 9.1 nota.]
2Este ángel sujetó al dragón, aquella serpiente antigua que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años.[#20.2 Ap 12.9; cf. Gn 3.1-5.; #20.2 período mencionado en estos términos únicamente en este pasaje de la Biblia (vv. 2-7). Ha recibido muchas interpretaciones; probablemente los primeros lectores del Apocalipsis habrán visto este número, lo mismo que otros que aparecen en el libro, como simbólico, sugestivo en este caso de una época ideal y, quizá, de lo completa (10 x 10 x 10) que es la victoria de Dios sobre Satanás.]
3Lo arrojó al abismo, donde lo encerró, y puso un sello sobre la puerta para que no engañara a las naciones hasta que pasaran los mil años, al cabo de los cuales habrá de ser soltado por un poco de tiempo.
4Vi tronos, y en ellos estaban sentados los que habían recibido autoridad para juzgar. Vi también las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sido fieles al testimonio de Jesús y al mensaje de Dios. Ellos no habían adorado al monstruo ni a su imagen, ni se habían dejado poner su marca en la frente o en la mano. Y vi que volvieron a vivir y que reinaron con Cristo mil años.[#20.4 Dn 7.9,22,27; Mt 19.28; Lc 22.30. Se trata del reinado de los mártires en unión con Cristo; véase Ap 6.9-10 n.; #20.4 Ap 13.16-17; 14.9. Su marca: Véase Ap 13.16 n.]
5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta después de los mil años. Esta es la primera resurrección.
6¡Dichosos los que tienen parte en la primera resurrección, pues pertenecen al pueblo santo! La segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.[#20.6 La quinta «bienaventuranza»; véase Ap 1.3 nota.; #20.6 Véase Ap 2.11 n.; #20.6 Ap 1.6; 5.10; cf. 1 P 2.5,9.]
7Cuando hayan pasado los mil años, Satanás será soltado de su prisión,
8y saldrá a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, numerosos como la arena del mar, reunirá para la batalla.[#20.8 alusión a Ez 38—39; aquí se trata de las naciones del mundo entero.]
9Y subieron por lo ancho de la tierra, y rodearon el campamento del pueblo santo, y la ciudad que él ama. Pero cayó fuego del cielo y los quemó por completo.[#20.9 Sal 78.68; 87.2. Cf. Zac 14.]
10Y el diablo, que los había engañado, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habían sido arrojados el monstruo y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por todos los siglos.[#20.10 Véase Ap 9.17 n.; cf. 21.8, y también Mt 25.41.]
11Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado en él. Delante de su presencia desaparecieron completamente la tierra y el cielo, y no se los volvió a ver por ninguna parte.[#20.11 Cf. Ap 4.2.]
12Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros.[#20.12 v. 15; véase Ap 3.5 nota.; #20.11-12 Dn 7.9-10. Cf. también Sal 62.11-12 (12-13); Pr 24.12; Jer 17.10; Ez 33.20 ; Mt 16.27; Ro 2.5-6.]
13El mar entregó sus muertos, y el reino de la muerte entregó los muertos que había en él; y todos fueron juzgados, cada uno conforme a lo que había hecho.[#20.13 Véase Índice temático .]
14Luego el reino de la muerte fue arrojado al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda,[#20.14 Cf. 1 Co 15.26.; #20.14 Véase Ap 2.11 n.; cf. Ap 21.8, y también Mt 10.28; 25.41.]
15y allí fueron arrojados los que no tenían su nombre escrito en el libro de la vida.