Jonás 2

1Entre tanto, el Señor había dispuesto un enorme pez para que se tragara a Jonás. Y Jonás pasó tres días y tres noches dentro del pez.[#2.1 El texto no identifica la naturaleza de este gran pez; sólo indica que, gracias a su intervención, Jonás se salvó de la muerte y pudo volver a tierra para dar cumplimiento a su misión.; #2.1 Cf. Mt 12.38-40, donde Jesús, frente a la incredulidad de los que reclaman de él una señal milagrosa, remite a la señal de Jonás. Véase Introducción a Jonás; cf. también Mt 16.1-4; Lc 11.29-32.]

La oración de Jonás

2Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde dentro del pez,

3diciendo:

«En mi angustia clamé a ti, Señor,

y tú me respondiste.

Desde las profundidades de la muerte

clamé a ti, y tú me oíste.

4Me arrojaste a lo más hondo del mar,[#2.4 Cf. Ez 27.26; Miq 7.19. El mar ha causado siempre una viva impresión a causa de su inmensidad (Job 11.9), del ímpetu de sus olas (Job 38.8) y de su fuerza destructiva (Ez 26.3). Por eso, los israelitas veían en él la representación del caos anterior a la creación (véase Gn 1.2 nota * ) y un símbolo de los más grandes peligros. También por eso, en Ap 21.1 se dice que al fin de los tiempos el mar ya no existirá más. Véase, en sentido contrario, la referencia al mar de cristal (Ap 15.2; cf. 4.6), como símbolo de pureza y de paz.]

y las corrientes me envolvieron.

Las grandes olas que tú mandas

pasaban sobre mí.

5Llegué a sentirme echado de tu presencia;[#2.5 Sal 31.23.]

pensé que no volvería a ver tu santo templo.

6Las aguas me rodeaban por completo;

me cubría el mar profundo;

las algas se enredaban en mi cabeza.

7Me hundí hasta el fondo de la tierra;[#2.7 lit. las raíces de las montañas. Se alude probablemente a lo más hondo del mar, ya que los antiguos israelitas pensaban que el suelo firme tenía sus cimientos en las profundidades del mar. Cf. Sal 24.2; 69.3, y véanse Sal 18.16 n. y Am 7.4 nota * .]

¡ya me sentía su eterno prisionero!

Pero tú, Señor, mi Dios,

me salvaste de la muerte.

8Al sentir que la vida se me iba,

me acordé de ti, Señor;

mi oración llegó a ti en tu santo templo.

9Los que siguen a los ídolos

dejan de serte leales;

10pero yo, con voz de gratitud,

te ofreceré sacrificios;

cumpliré las promesas que te hice.

¡Sólo tú, Señor, puedes salvar!»

11Entonces el Señor dispuso que el pez vomitara a Jonás en tierra firme.

Texto Bíblico: Dios habla hoy © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1994.
Published by: United Bible Societies