The chat will start when you send the first message.
1Cuando Jesús terminó todas sus palabras al pueblo que le oía, se fue a Capernaúm.[#7:1 Lit., a oídos del pueblo]
2Y el siervo de cierto centurión, a quien este apreciaba mucho, estaba enfermo y a punto de morir.[#7:2 Lit., para quien él era honorable]
3Al oír hablar de Jesús, el centurión envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara a su siervo.[#7:3 O, sanara]
4Cuando ellos llegaron a Jesús, le rogaron con insistencia, diciendo: El centurión es digno de que le concedas esto;
5porque él ama a nuestro pueblo y fue él quien nos edificó la sinagoga.[#7:5 O, nuestra nación]
6Jesús iba con ellos, pero cuando ya no estaba lejos de la casa, el centurión envió a unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes más, porque no soy digno de que entres bajo mi techo;
7por eso ni siquiera me consideré digno de ir a ti, tan solo di la palabra y mi siervo será sanado.[#7:7 Lit., mas habla con una; #7:7 Lit., muchacho]
8Pues yo también soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: «Ve», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace.
9Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la multitud que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado una fe tan grande.
10Y cuando los que habían sido enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.
11Aconteció poco después que Jesús fue a una ciudad llamada Naín; y sus discípulos iban con Él acompañados por una gran multitud.[#7:11 Algunos mss. dicen: al día siguiente; #7:11 Lit., y]
12Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, he aquí, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella.
13Al verla, el Señor tuvo compasión de ella, y le dijo: No llores.
14Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y Jesús dijo: Joven, a ti te digo: ¡Levántate!
15El que había muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
16El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y: Dios ha visitado a su pueblo.
17Y este dicho que se decía de Él, se divulgó por toda Judea y por toda la región circunvecina.
18Entonces los discípulos de Juan le informaron de todas estas cosas.
19Y llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?[#7:19 Lit., ciertos dos; #7:19 Algunos de los mss. más antiguos dicen: uno diferente]
20Cuando los hombres llegaron a Él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: «¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos a otro?».
21En esa misma hora curó a muchos de enfermedades y aflicciones, y malos espíritus, y a muchos ciegos les dio la vista.
22Y respondiendo Él, les dijo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista , los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio .
23Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.
24Cuando los mensajeros de Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?
25Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que visten con esplendor y viven en deleites están en los palacios de los reyes.
26Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y uno que es más que un profeta.
27Este es aquel de quien está escrito:
«H e aquí , yo envío mi mensajero delante de tu faz ,
quien preparará tu camino delante de ti ».
28Os digo que entre los nacidos de mujer , no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.[#7:28 Lit., mujeres]
29Cuando todo el pueblo y los recaudadores de impuestos le oyeron, reconocieron la justicia de Dios, siendo bautizados con el bautismo de Juan.[#7:29 O, publicanos; i.e., los que explotaban la recaudación de los impuestos romanos, y así en el vers. 34; #7:29 O, justificaron a Dios]
30Pero los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron los propósitos de Dios para con ellos, al no ser bautizados por Juan.[#7:30 I.e., expertos en la ley de Moisés; #7:30 Lit., él]
31¿A qué, entonces, compararé los hombres de esta generación, y a qué son semejantes?
32Son semejantes a los muchachos que se sientan en la plaza y se llaman unos a otros, y dicen: «Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos endechas, y no llorasteis».
33Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan, ni bebe vino, y vosotros decís: «Tiene un demonio».
34Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores».
35Pero la sabiduría es justificada por todos sus hijos.[#7:35 Lit., Y]
36Uno de los fariseos le pedía que comiera con él; y entrando en la casa del fariseo, se sentó a la mesa.[#7:36 Lit., se recostó]
37Y he aquí, había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;[#7:37 Lit., recostado]
38y poniéndose detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39Pero al ver esto el fariseo que le había invitado, dijo para sí: Si este fuera un profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, que es una pecadora.[#7:39 Lit., para sí diciendo; #7:39 Algunos mss. dicen: el profeta]
40Y respondiendo Jesús, le dijo: Simón, tengo algo que decirte: Y él dijo*: Di, Maestro.
41Cierto prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta;[#7:41 Un denario valía aprox. 4 gramos de plata, o el equivalente al salario de un día]
42y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó generosamente a los dos. ¿Cuál de ellos, entonces, le amará más?
43Simón respondió, y dijo: Supongo que aquel a quien le perdonó más. Y Jesús le dijo: Has juzgado correctamente.
44Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa y no me diste agua para los pies, pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.
45No me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.[#7:45 Lit., no cesaba]
46No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ungió mis pies con perfume.
47Por lo cual te digo que sus pecados, que son muchos, han sido perdonados, porque amó mucho; pero a quien poco se le perdona, poco ama.
48Y a ella le dijo: Tus pecados han sido perdonados.
49Los que estaban sentados a la mesa con Él comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es este que hasta perdona pecados?[#7:49 Lit., reclinados]
50Pero Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vete en paz.