San Mateo 20

1PORQUE el reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familia, que salió por la mañana á ajustar obreros para su viña.[#19.27.]

2Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió á su viña.

3Y saliendo cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos;

1 Los obreros de la viña.

2 Los hijos de Zebedeo.

4Y les dijo: Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.

5Salió otra vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo.

6Y saliendo cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos; y díceles: ¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos?

7Dícenle: Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y recibiréis lo que fuere justo.

8Y cuando fué la tarde del día, el señor de la viña dijo á su mayordomo: Llama á los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.[#Lv. 19.13.]

9Y viniendo los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

10Y viniendo también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

11Y tomándolo, murmuraban contra el padre de la familia,

12Diciendo: Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día.

13Y él respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un denario?

14Toma lo que es tuyo, y vete; mas quiero dar á este postrero, como á ti.

15¿No me es lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?[#Ro. 9.20-24.; #6.23.]

16Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.[#19.30.; #22.14. Ap. 17.14.]

17Y subiendo Jesús á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:[#Mr. 10.32,34. Lc. 18.31-33.]

18He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los príncipes de los sacerdotes y á los escribas, y le condenarán á muerte;

19Y le entregarán a los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas al tercer día resucitará.[#27.2.; #27.26-31.; #27.63.]

20Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo.[#Mr. 10.35-45.; #4.21.]

21Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.[#19.28.; #25.34.]

22Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.[#Is. 51.22. 26.39,42; #Lc. 12.50.]

23Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado, seréis bautizados; mas el sentaros á mi mano derecha y á mi izquierda, no es mío dar lo, sino á aquellos para quienes está aparejado de mi Padre.[#Hch. 12.2. Ap. 1.9.]

24Y como los diez oyeron esto, se enojaron de los dos hermanos.

25Entonces Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.[#Lc. 22.25-27.]

26Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor;[#Mr. 9.35.]

27Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo:

28Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.[#Jn. 13.4,13-15. Fil. 2.7.; #Is. 53.10. Jn. 11.51,52. 1 Ti. 2.6. Tit. 2.14. 1 P. 1.19.; #26.28. He. 2.10 y 9.28.]

29Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran compañía.[#Mr. 10.46-52. Lc. 18.35-43.]

30Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.[#9.27-31.]

1 Jesús entra en Jerusalem.

2 La higuera seca.

31Y la gente les reñía para que callasen; mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.

32Y parándose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?

33Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

34Entonces Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.[#9.29. Mr. 1.41. Jn. 9.6.]

Reina-Valera 1909 - Dominio público. Fue realizada por Sociedades Bíblicas Unidas y publicada por primera vez en 1909.
Published by: United Bible Societies