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1ENTONCES entrando en el barco, pasó á la otra parte, y vino á su ciudad.[#Mr. 5.21. Lc. 8.40.; #4.13.]
2Y he aquí le trajeron un paralítico, echado en una cama: y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.[#Mr. 2.3-12. Lc. 5.18-26.; #22,28,29. 15.28. Mr. 10.52. Lc. 7.9,50.]
3Y he aquí, algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
4Y viendo Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?[#12.25 y 22.18. Jn. 2.24,25 y 16.19.]
5Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; ó decir: Levántate, y anda?
6Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa.
7Entonces él se levantó y se fué á su casa.
8Y las gentes, viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que había dado tal potestad á los hombres.
9Y pasando Jesús de allí, vió á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos tributos, el cual se llamaba Mateo; y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le siguió.[#13 , Mr. 2.14-17. Lc. 5.27-32.]
10Y aconteció que estando él sentado á la mesa en casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesús y sus discípulos.[#Lc. 15.1.]
11Y viendo esto los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?[#11.19. Lc. 15.2.]
12Y oyéndolo Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
13Andad pues, y aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.[#Os. 6.6.]
14Entonces los discípulos de Juan vienen á él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?[#Mr. 2.18-22. Lc. 5.33-38.; #Lc. 18.12.]
15Y Jesús les dijo: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? mas vendrán días cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces ayunarán.[#Jn. 3.29.]
16Y nadie echa remiendo de paño recio en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
17Ni echan vino nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.[#Jos. 9.4. Sal. 119.83.]
18Hablando él estas cosas a ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.[#26. Mr. 5.22-43. Lc. 8.41-56.; #8.2.]
19Y se levantó Jesús, y le siguió, y sus discípulos.
20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido:[#Lv. 15.25.; #14.36 y 23.5.]
21Porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva.
22Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fué salva desde aquella hora.[#2]
23Y llegado Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio,[#2 Cr. 35.25.]
24Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de él.[#Jn. 11.11.]
25Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha.
26Y salió esta fama por toda aquella tierra.
27Y pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.[#20.30-34.; #15.22.]
28Y llegado á la casa, vinieron á él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
29Entonces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fe os sea hecho.[#20.34.; #2]
30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.[#Mr. 1.43.; #8.4.]
31Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.[#Mr. 7.36.]
32Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.[#Lc. 11.14,15.; #4.24.]
33Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.
34Mas los Fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.[#Mr. 3.22.]
35Y rodeaba Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en el pueblo.[#4.23.]
36Y viendo las gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como ovejas que no tienen pastor.[#Mr. 6.34.; #Is. 53.6.]
37Entonces dice á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.[#Lc. 10.2. Jn. 4.35.]
38Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros á su mies.