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1Luego, me fue dada una caña de medir parecida a un metro y me dijo: “Ve y mide el templo de Dios y el altar, y cuenta a los que están adorando en él;[#La idea de medir el templo está conectada con la referencia de Ez. 40:47 y la simbología enunciada tiene una pluralidad de significados.]
2pero no incluyas el atrio exterior del templo, no lo midas, porque ha sido entregado a los paganos, los cuales profanarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
3Y daré a mis dos testigos para que, vestidos de luto, profeticen durante mil doscientos sesenta días”.[#La cantidad, mil doscientos sesenta días, cuarenta y dos meses o tres años y medio, son maneras diferentes de expresar el mismo símbolo numérico. Es una referencia temporal que Juan introduce en el capítulo por primera vez, cantidad que va a repetir en otras visiones más adelante. La numerología es común en la literatura apocalíptica, así como las fracciones. Se entiende que los tres años y medio son la mitad del número siete, y simbolizan un tiempo de crisis, de tribulación, de sufrimiento, pero también indica que esa situación es por un tiempo limitado.]
4Estos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que permanecen de pie delante del Señor de la tierra.
5Si alguien quiere hacerles daño, ellos lanzan fuego por la boca y consumen a sus enemigos; así habrá de morir cualquiera que intente hacerles daño;
6estos tienen la autoridad para cerrar el cielo a fin de que no llueva mientras estén profetizando; además, tienen autoridad sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir a la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces lo quieran.
7Cuando los dos testigos terminen su testimonio, la bestia que sale de la profundidad del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará.
8Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, llamada en sentido espiritual Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado su Señor.
9Muchas personas de todas las razas, pueblos, lenguas y naciones verán los cadáveres de los dos testigos durante tres días y medio, y no permitirán que se les dé sepultura.
10Y los habitantes de la tierra estarán felices por su muerte, harán fiestas y se darán regalos de celebración los unos a los otros, porque estos dos profetas los atormentaban.
11Sin embargo, después de tres días y medio, un espíritu de vida enviado por Dios entró en ellos, y se pusieron en pie, saliendo de entre los muertos, y su resurrección infundió temor en aquellos que los observaban.
12En ese instante, una poderosa voz desde el cielo les dijo: ‘Suban acá’. Ascendieron al cielo en una nube ante la vista de sus enemigos.
13En ese momento se produjo un gran terremoto y la décima parte de la ciudad se derrumbó, causando la muerte de siete mil personas. No obstante, los que sobrevivieron quedaron aterrados y, en su miedo, glorificaron al Dios del cielo.
14El segundo ¡ay! pasó, pero el tercer ¡ay! se acerca pronto.
15El séptimo ángel tocó su trompeta y en el cielo resonaron fuertes voces que decían:
“El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los siglos”.
16Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios se postraron hasta el suelo y adoraron a Dios,
17diciendo:
“¡Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras! ¡Te damos gracias porque has tomado tu gran poder y has reinado!
18Las naciones paganas se enojaron; pero vino tu ira. Ha llegado el momento de juzgar a los muertos y recompensar a tus siervos, los profetas y a tu pueblo santo, los que temen tu nombre; tanto pequeños como grandes; y de destruir a los que destruyen la tierra”.
19Y fue abierto el templo de Dios en el cielo, y se vio el arca de su alianza y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un gran terremoto y una fuerte granizada.