Ester (dc) 1

Ester (dc) 1

Mardoqueo tiene un sueño

1-2-3-4Mardoqueo pertenecía a la tribu de Benjamín, y era hijo de Jaír, nieto de Simí y bisnieto de Quis. El ejército del rey Nabucodonosor había conquistado Jerusalén, y a muchos israelitas se los había llevado presos a Babilonia. Entre ellos iban Mardoqueo y Jeconías, rey de Judá.

Mardoqueo vivió en la ciudad de Susa y llegó a ser uno de los consejeros más importantes del gran rey Asuero. Cuando este rey llevaba dos años gobernando, Mardoqueo tuvo un sueño. Era el primer día del mes de Abib, y esto fue lo que soñó:

Primero escuchó muchos gritos, truenos y un gran alboroto. Había una gran confusión en toda la tierra por causa de un terremoto.

5Luego vio dos enormes dragones, que lanzaron un gran rugido y se alistaron para pelear el uno contra el otro.

6Cuando las naciones lo escucharon, se prepararon para hacerle la guerra al pueblo de los judíos, que es un pueblo justo.

7En su sueño el día era muy oscuro, y en todo el mundo había angustia, confusión y sufrimiento.

8Cuando los judíos se dieron cuenta de los males que iban a sufrir, y que estaban a punto de morir, se asustaron mucho y gritaron a Dios pidiendo ayuda.

9Dios escuchó sus oraciones, y de una pequeña fuente salió un gran río con abundante agua.

10Luego salió el sol y el día se llenó de luz.

Entonces los que habían sido humillados se levantaron, y mataron a los que estaban llenos de orgullo y ocupaban lugares de honor.

11Cuando el sueño terminó, Mardoqueo se levantó, pero pasó todo el día pensando en lo que había visto en el sueño, y se preguntaba qué era lo que Dios iba a hacer.

12Mardoqueo vivía en el palacio, junto con Bigtán y Teres, que eran dos oficiales de confianza del rey encargados de vigilar el palacio.

13En cierta ocasión, Mardoqueo los escuchó hablar y se enteró de que planeaban matar al rey Asuero. Entonces fue y los acusó ante el rey.

14El rey les preguntó a los dos oficiales si aquello era cierto. Ellos confesaron que sí, y el rey los mandó matar.

15Luego el rey ordenó que se escribiera todo lo que había pasado, para que nadie lo olvidara. Mardoqueo también escribió lo sucedido.

16El rey recompensó a Mardoqueo con muchos regalos, y también lo nombró su consejero personal en el palacio.

17Amán hijo de Hamedata, descendiente de Agag, era un hombre a quien el rey había dado muchos honores. Amán se molestó mucho al enterarse de que Mardoqueo había acusado a los dos oficiales, y comenzó a buscar la manera de hacerles daño a Mardoqueo y a su pueblo.

La gran fiesta del rey Asuero

18-19-20Asuero, el rey de Persia, gobernaba sobre ciento veintisiete provincias, que se extendían desde la India hasta Etiopía, y la capital de su reino se llamaba Susa.

En el tercer año de su reinado, Asuero organizó una gran fiesta para todos los funcionarios y líderes del país. También invitó a los jefes de los ejércitos de Persia y Media, y a las autoridades y gobernadores de las provincias.

21Durante seis meses el rey les estuvo mostrando las riquezas que poseía y les hizo ver cuán grande y poderoso era su reino.

22Después ordenó que se preparara otra fiesta para todos los que vivían en Susa, desde el más importante hasta el menos importante. La fiesta se realizó en los jardines del palacio y duró siete días.

23Entre las columnas de mármol se colgaron cortinas de hilo blanco y azul, sujetadas con cuerdas de color púrpura y argollas de plata. Pusieron muebles de oro y plata, y un piso de mármol blanco y negro, con incrustaciones de piedras preciosas.

24Se sirvió una gran cantidad de vino, pues el rey era muy generoso. Las copas en las que se sirvió el vino eran de oro, y cada una con un diseño original.

25Sin embargo, el rey ordenó a los sirvientes que no obligaran a nadie a beber, sino que cada persona bebiera lo que quisiera.

26Por su parte, la reina Vasti ofreció en el palacio del rey Asuero una fiesta para las mujeres de los invitados.

La reina Vasti desobedece al rey

27Al séptimo día de la fiesta, el rey estaba muy alegre, pues había bebido vino. Entonces llamó a siete hombres de su confianza: Mehumán, Biztá, Harboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás,

28-29y les ordenó que fueran a buscar a la reina Vasti. Les dijo que ella debía venir luciendo la corona de reina, para que la gente y los príncipes pudieran ver su belleza, pues era muy hermosa. Pero ella no quiso obedecer la orden del rey.

Al saber esto, el rey se puso furioso

30y les preguntó a los especialistas de la ley qué debía hacer. Era su costumbre pedir consejo a los que conocían bien la ley,

31y los que más le ayudaban en esto eran Carsená, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsená y Memucán. Estos siete hombres eran jefes de Persia y Media, que tenían puestos importantes en el gobierno del país.

32Así que el rey les preguntó:

—La reina Vasti ha desobedecido mis órdenes. De acuerdo con la ley, ¿qué debemos hacer con ella?

33Entonces Memucán les respondió al rey y a los demás consejeros:

—La reina Vasti no solo ha ofendido al rey, sino también a todos los jefes y a toda la población.

34-35Cuando las mujeres de Persia y Media se enteren de lo que ha hecho la reina, tampoco respetarán a sus esposos. Hoy mismo les dirán a sus esposos lo que hizo la reina, y vamos a tener muchos problemas.

36Si le parece bien a Su Majestad, ordene que Vasti ya no siga siendo la reina, y que esa orden sea una ley para los de Persia y Media, para que nadie pueda cambiar su decisión. Además, elija usted otra reina que sea mejor que ella.

37Cuando se conozca la orden de Su Majestad en todo este gran reino, todas las mujeres respetarán a sus esposos, sean ricos o pobres.

38Al rey y a todos los consejeros les agradó este consejo. Entonces el rey

39envió cartas a todas las provincias del país. Las cartas fueron escritas en el idioma de cada provincia, y dejaban en claro que el esposo era el jefe de la familia, y que en la casa se debía hablar su idioma.

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies