Salmos 109

Salmos 109

¡Dios mío, ayúdame!

SALMO 109 (108)

11 (1b) Dios mío, yo te alabo;

¡no te quedes callado!

2Hay un mentiroso y malvado

que miente acerca de mí.

3Tanto odio me tiene

que me ataca sin razón;

¡me tiene acorralado!

4Habla mal de mí,

a pesar de que lo amo

y hago oración por él.

5Me odia, me trata mal,

a pesar de que lo amo

y lo trato bien.

6Dios mío,

¡págale con la misma moneda!

¡Haz que lo acuse

su propio abogado!

7¡Haz que lo declare culpable

el juez que le dicte sentencia!

¡Haz que lo condenen

sus propias mentiras!

8¡Quítale la vida

antes de tiempo,

y que otro haga su trabajo!

9¡Que se queden huérfanos sus hijos!

¡Que deje viuda a su esposa!

10Convierte a sus hijos

en vagos y limosneros;

¡haz que los echen

de esas ruinas donde viven!

11¡Que les quiten todo lo que tienen

los que antes les prestaban dinero!

12¡Que a esos huérfanos

nadie los trate con cariño

ni les tenga compasión!

13¡Haz que sus descendientes

pronto desaparezcan!

¡Haz que en el futuro

nadie recuerde que existieron!

14Dios mío,

no te olvides nunca

de la maldad de su padre

ni del pecado de su madre,

15y que nadie recuerde que existieron.

No pierdas de vista a mi enemigo,

16pues jamás se le ocurrió

ser bondadoso con nadie;

persiguió a los pobres,

a los humildes y necesitados,

hasta quitarles la vida.

17-18Ya que le encantaba maldecir,

¡que le caiga una maldición!

Ya que no le gustaba bendecir ,

¡que nadie lo bendiga!

¡Castígalo donde más le duela!

19¡Que esa maldición

lo cubra como un manto!

¡Que lo apriete hasta ahogarlo!

20Dios mío,

¡trata así al que me acuse,

y al que mienta contra mí!

21Pero a mí, trátame bien;

tú eres un Dios bondadoso,

¡sálvame, por tu gran bondad!

22Yo soy pobre y humilde,

y es muy grande mi dolor.

23Poco a poco me voy debilitando

como las sombras de la noche;

¡hasta parezco una mariposa

sacudida por el viento!

24Ya casi no como;

tan flaco estoy

que me tiemblan las rodillas.

25Cuando la gente me ve,

se ríe y se burla de mí.

26Dios mío, ¡ayúdame!

Por tu gran amor, ¡sálvame!

27Que sepan que esto me sucede

porque tú así lo has querido.

28Pero si tú me bendices,

no me importa que me maldigan.

Mis enemigos están listos para atacarme,

pero tú los pondrás en vergüenza

y a mí me llenarás de alegría.

29-30Dios mío,

cubre a mis acusadores

de vergüenza y deshonra.

Yo te daré gracias

con el gran pueblo que te alaba,

31porque tú defiendes a los pobres

y los salvas de los malvados

que los condenan a muerte.

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies