Salmos 5

Salmos 5

La protección de Dios

1-2-31-3 (2-4) Mi rey y mi Dios,

escucha con atención mis palabras;

toma en cuenta mis súplicas,

escucha mi llanto,

pues a ti dirijo mi oración.

Tan pronto como amanece

te presento mis ruegos,

y quedo esperando tu respuesta.

44 (5) A ti, Dios mío,

no te agrada la maldad.

Por eso los malvados

no pueden vivir contigo;

55 (6) no soportas a los orgullosos

ni amas a los malhechores.

66 (7) ¡Tú destruyes a los mentirosos,

y rechazas a los tramposos y asesinos!

77 (8) Pero a mí me quieres tanto

que me dejas entrar en tu templo,

y allí me dejas hacer mis oraciones.

88 (9) Dios mío,

¡enséñame a hacer el bien!

¡Llévame por el buen camino,

pues no quiero que mis enemigos

triunfen sobre mí!

99 (10) Ellos son unos mentirosos

y solo piensan en destruirme.

Nunca dicen la verdad,

y solo hablan de muerte.

1010 (11) ¡No los perdones, Dios mío!

¡Haz que fracasen sus planes malvados!

Ya es mucho lo que han pecado ;

¡recházalos por luchar contra ti!

1111 (12) Pero que vivan alegres

todos los que en ti confían;

¡que siempre canten de alegría

bajo tu protección!

¡Que sean felices

todos los que te aman!

1212 (13) Tú, Dios mío,

bendices al que es bueno,

y con tu amor lo proteges.

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies