Eclesiástico 1

Eclesiástico 1

La sabiduría es un regalo de Dios

1-2Solo Dios puede darnos sabiduría,

porque solo él la tiene.

Solo Dios puede contar

la arena del mar,

las gotas de lluvia

y la eternidad del tiempo.

3Solo Dios puede medir

la altura del cielo,

la anchura de la tierra

y la profundidad del mar.

4Antes de crear todas las cosas,

Dios creó la sabiduría.

5Las enseñanzas de Dios

son la fuente de la sabiduría,

y ella nos enseña a obedecer

sus mandamientos eternos.

6Solo Dios es capaz de comprender

todos los secretos de la sabiduría.

7Nadie más puede dar a conocer

todo el conocimiento que ella tiene.

8Solo Dios es sabio;

solo él merece el mayor respeto,

pues es nuestro gran rey.

9Fue Dios quien creó la sabiduría.

Con mucho cuidado la midió

y llenó con ella todas sus obras.

10Dios ha dado sabiduría

a todos los seres humanos,

pero los que lo aman

reciben aún más sabiduría.

Qué significa ser sabio

11-12Los que obedecen a Dios

serán también respetados.

Vivirán una larga vida

llena de alegría y satisfacción.

13Los que obedecen a Dios

tendrán una muerte tranquila,

y serán alabados por todos.

14Todo el que quiera ser sabio

debe empezar por obedecer a Dios.

La sabiduría acompaña

a los que son fieles a Dios,

desde el momento en que nacen.

15Desde el principio ha estado

con todos los seres humanos,

y nunca dejará abandonados

a los que nazcan después.

16-17La verdadera sabiduría

consiste en obedecer a Dios.

Los que la buscan fielmente

la reciben en abundancia.

Ella misma les da muchas riquezas

y llena sus graneros con trigo.

18Todos los que obedecen a Dios

reciben de la sabiduría

una corona de paz y bienestar.

19Dios vio y midió a la sabiduría,

y la dejó caer sobre nosotros

como lluvia sobre la tierra.

Fue así como recompensó

a todos los que querían ser sabios.

20La sabiduría se parece a un árbol:

sus raíces son la obediencia a Dios

y sus ramas son largos años de vida.

21La obediencia a Dios

aleja el pecado y evita su enojo.

El que es sabio es paciente

22No es posible disculpar

a quien se enoja sin razón;

el mucho enojo lleva al desastre.

23-24El que es sabio es paciente;

sabe controlar su enojo

y habla cuando conviene hacerlo;

la gente alaba su inteligencia

y su premio es la alegría.

El que es sabio es obediente

25Los que realmente son sabios

piensan antes de hablar,

pero a la gente pecadora

no le gusta obedecer a Dios.

26Si ustedes quieren ser sabios,

deben obedecer a Dios,

y él les dará mucha sabiduría.

27El que es sabio y educado

lo demuestra obedeciendo a Dios;

lo que más le agrada

es la gente fiel y humilde.

Ser sabio es ser sincero

28Adoren a Dios de todo corazón;

no sean hipócritas ni mentirosos.

29Tengan cuidado con lo que dicen;

no digan una cosa y hagan otra.

30No se crean más que los otros,

porque pueden fracasar

y quedar en vergüenza.

Dios sacará a la luz lo que son,

y los humillará delante de todos.

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies