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1Entonces Iudith entró en ſu oratorio, y esparziendo poluo ſobre ſu cabeça, y vistiendoſe de cilicio à la hora de la tarde quando los perfumes ſe quemauan en la Caſa del Señor en Ieruſalẽ, ella proſtrandoſe àl Señor clamó à gran boz, diziendo,
2Señor Dios de mi padre Simeon, que le diſte el cuchillo para hazer vengança de los estrangeros,
3Que soltarõ la matriz de la virgen para ensuziamiento, y desnudaron ſu muslo para confusion, auiendo tu prohibido hazer tal coſa: por loqual entregaste à muerte ſus principes, paraque engañados regaſſen con sangre ſu cama, y degollaste los sieruos ſobre los principes, y à los principes en ſus estrados, y ſus mugeres diſte en presa, y ſus hijas en captiuidad, y todos ſus despojos paraque tus hijos amados los repartieſſen entre ſi: los quales encendidos de tu zelo abominaron la polucion de ſu sangre, y te llamaron en ſu ayuda, ô Dios, ô Dios mio, oyeme tambien à mi biuda.
4Porque tu heziste loque precedió: y aquello, y loque deſpues ha succedido, y tu pensaste lo presente y loque há deser.
5Porque las coſas que tu has determinado, te están presentes, y dizen, Henos aqui, prestas estamos: porque tus determinaciones están prestas, y tus juyzios en prouidencia.
6Mira aora à los campos de los Assyrios, como en otro tiẽpo tuuiste por bien de mirar los de los Egypcios, quando corrieron armados tràs tus sieruos, confiados en ſus carros y caualleria, y en la multitud de ſu gente de guerra.
7[Mas tu miraste ſobre ſus reales, y las tinieblas los fatigaron.
8El abiſmo tuuo ſus pies, y las aguas los cubrieron.
9Sea anſi con estos, ô Señor, que cõfian en ſu multitud y en ſus carros y en ſus lanças y escudos: y en ſus saetas y partesanas ſe glorian.
10Y no conocen que tu mismo eres nuestro Dios, que desde el principio deshazes las guerras, y tu nombre es el Señor.]
11Leuanta tu braço como desde el principio, y desmenuza ſu potencia con tu potencia: cayga ſu esfuerço con tu yra: que amenazan de violar tus sanctuarios, y profanar el Tabernaculo dõde reside tu glorioso nõbre, y derribar con hierro el cuerno de tu altar.
12Mira à la soberuia deellos, y haz Señor, que ſea cortada cõ ſu propio cuchillo: embia tu yra ſobre ſus cabeças, y pon la fuerça que he pensado en la mano de aquesta biuda.
13[Sea preso en mi cõ el lazo de ſus ojos, y hierelo con los labios de mi amor.
14Dame constancia enel animo paraque yo lo menosprecie, y esfuerço con que lo trastorne.
15Quebranta ſu altiuez cõ mano de muger: porque eſto ſerá vn memorial de tu nõbre, quãdo por mano de muger fuere derribado.]
16Porque Señor, tu potencia no consiste en muchedumbre, ni en fuerças de cauallos tu virtud: ni los soberuioste pluguierõ desde el principio: antes eres Señor de los humildes, ayudador de los pequeños, defensor de los flacos, amparador de los ſin eſperança, y guardador de los ya perdidos.
17Ansi, anſi, ô Dios de mi padre, Dios de la heredad de Iſrael, Señor de los cielos y de la tierra, Criador de las aguas, y Señor de toda criatura, oye à eſta miserable que te ruega, y que de tu misericordia presume.
18Acuerdate Señor, de tu Concierto, y da me palabra, y engaño, y herida, y açote, contra los que determinaron duros consejos contra tu Concierto y contra tu sancta Caſa: contra el monte de Sion, y contra la Caſa dela poſſeſsion de tus hijos.
19Y haz que ſe conozca en toda gente tuya y Tribu tuyo, que tu eres Dios de toda virtud y potẽcia, y que fuera de ti no ay otro, Defensor dela gente de Iſrael.