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1Este es el texto del libro que Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, hijo de Sedequías, hijo de Asadías, hijo de Jelquías, escribió en Babilonia,[#Jr 32,12; 36,4.]
2en el quinto año, el día séptimo del mes en el que los caldeos conquistaron Jerusalén y la hicieron pasto de las llamas.[#1,2: Se trata, pues, del año 582 a. C. Posiblemente la toma de Jerusalén dio lugar a la celebración de una liturgia penitencial (Za 7,3.5; 819).]
3Baruc leyó el texto de este libro ante Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y ante toda la gente que se había reunido para escuchar la lectura:[#1,3: Después de tres meses de reinado fue hecho prisionero por Nabucodonosor y conducido a Babilonia (2 Re 24,12). Será liberado de la prisión después de treinta y siete años (2 Re 25,27; Jr 52,31).; #2 Re 24,8-17.]
4autoridades, príncipes, ancianos y el pueblo en general, desde el más pequeño hasta el más grande de cuantos vivían en Babilonia, junto al río Sud.[#1,4: Río o canal de riego de Babilonia no mencionado fuera de este lugar.]
5Todos lloraban, ayunaban y oraban en presencia del Señor.
6Hicieron también una colecta a la que cada cual contribuyó con el dinero de que podía disponer,
7y la enviaron a Jerusalén, al sacerdote Joaquín, hijo de Jelquías, hijo de Salón, y a los demás sacerdotes y a todo el pueblo que se hallaba con él en Jerusalén.[#1,7: Este sacerdote no se menciona en ningún otro lugar. Posiblemente se trata de un sacerdote de segunda clase (2 Re 23,4) que permaneció en Jerusalén ejerciendo las funciones litúrgicas en el santuario destruido, donde nunca dejó de celebrarse culto (Jr 41,5).]
8El décimo día del mes de Siván recuperó Baruc los vasos que habían sido robados del Templo del Señor, para devolverlos a tierra de Judá. Eran vasos de plata que había mandado hacer Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá,[#1,8: Tercer mes del calendario babilónico que comenzaba con la luna de junio.— En realidad, la devolución fue realizada por Ciro (Esd 1,7-11; 5,14).]
9después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevara deportado a Jeconías, desde Jerusalén a Babilonia, junto con las autoridades, los cerrajeros, los dignatarios y toda la gente del país.[#2 Re 24,14; Jr 24,1.]
10Les escribieron también este mensaje:
“Les enviamos dinero para que compren víctimas y las inmolen en holocausto como sacrificio por el pecado. También para que ofrezcan incienso. Preparen sus ofrendas y preséntenlas sobre el altar del Señor Dios nuestro.
11Rogad en oración por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de su hijo Baltasar, para que sus días sean tantos como los días del cielo sobre la tierra.[#1,11: El mismo personaje que aparece en Dn 5; 7 y 8, pero no se conoce ningún hijo de Nabucodonosor con este nombre. Existe un Baltasar hijo de Nabonido, no de Nabucodonosor.]
12El Señor nos dé fuerzas e ilumine nuestros ojos, a fin de que, viviendo bajo la sombra protectora de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y bajo la sombra de su hijo Baltasar, podamos servirlos por mucho tiempo y no dejemos de gozar de su favor.
13Rueguen también por nosotros al Señor Dios nuestro, porque hemos pecado contra el Señor, Dios nuestro, y él no ha apartado de nosotros su ira e indignación hasta el día de hoy.
14Lean en el Templo del Señor este libro que les enviamos. Léanlo en días de fiesta y en otras ocasiones oportunas”.
15Dirán: “Al Señor Dios nuestro pertenece la justicia; a nosotros, en cambio, la vergüenza que hoy cubre el rostro de todo habitante de Judá y de Jerusalén,[#2,6; Dn 9,7-8.]
16de nuestros reyes y gobernantes, de nuestros sacerdotes y profetas, y aun de nuestros antepasados.
17Porque hemos pecado contra el Señor:
18le hemos desobedecido, no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro cuando ordenaba que nos condujéramos según los mandamientos que puso delante de nosotros.
19Desde el día en que el Señor sacó de Egipto a nuestros antepasados, y hasta hoy, hemos sido rebeldes al Señor Dios nuestro y no hemos prestado atención a su voz.[#Jr 7,25-26; Dn 9,5-6.]
20Por eso han venido sobre nosotros tantos males, y la maldición con que el Señor amenazó a Moisés, su siervo, el día en que sacó de Egipto a nuestros antepasados para darnos una tierra que mana leche y miel. Así sucede en este mismo día.[#Lv 26,14-39; Dt 28,15-68; Dn 9,11.]
21Pero nosotros no hemos hecho caso a la voz del Señor Dios nuestro, a todo cuanto hablaron los profetas que él nos había enviado,
22sino que cada uno de nosotros se ha conducido de acuerdo con las malas inclinaciones de su propio corazón, sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo malo a los ojos del Señor Dios nuestro”.[#Jr 18,12.]