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1Después de todo esto tuve una visión. Vi una puerta abierta en el cielo, y aquella voz como de trompeta que me había hablado primero, me dijo:
— Sube aquí, que voy a mostrarte lo que tiene que suceder en adelante.
2Al instante caí en éxtasis, y vi un trono colocado en medio del cielo y alguien sentado en él.[#5,1; 6,16; 7,10; 19,4; 21,5; 1 Re 22,19; Is 6,1; Ez 1,26; 10,1; Eclo 1,8.]
3El que estaba sentado resplandecía como el jaspe y el sardonio, mientras un halo de color esmeralda rodeaba el trono alrededor.[#4,3: Las tres piedras preciosas más estimadas en la antigüedad, que sirven como punto de referencia para describir la belleza de las personas u objetos que protagonizan la escena. No siempre es precisa la equivalencia de las palabras griegas con la terminología actual.]
4Rodeando también el trono había otros veinticuatro tronos y, sentados en ellos, veinticuatro ancianos vestidos de blanco y ceñidas sus cabezas con coronas de oro.[#3,4.11.]
5Relámpagos y truenos fragorosos salían del trono ante el que ardían siete lámparas, que eran los siete espíritus de Dios;[#4,4-5: En la Biblia, y sobre todo en el presente libro, el siete, el doce y sus respectivos múltiplos son con frecuencia números simbólicos.; #1,4; Ex 19,16; Ez 1,13; Za 4,2.]
6y un mar transparente, como de cristal, se extendía también delante del trono. En medio del trono y a su alrededor había cuatro seres vivientes, todo ojos por delante y por detrás.[#4,6: El cielo, en cuyo centro se alza el trono de Dios y del Cordero, se concibe como una inmensa sala cuyo pavimento se compara a un infinito mar de aguas nítidas y resplandecientes.— El simbolismo de este pasaje se inspira en Ez 1,5-21. En realidad, Ezequiel es una de las más importantes fuentes de inspiración de Apocalipsis.; #15,2; 19,4.]
7El primero era semejante a un león; el segundo, como un toro; con rostro como de hombre el tercero; y el cuarto, semejante a un águila en pleno vuelo.
8Cada uno de los cuatro vivientes tenía seis alas y eran todo ojos por fuera y por dentro. Día y noche proclaman sin descanso:[#4,8: No es fácil descifrar el simbolismo de estos seres alados que parecen evocar pasajes del AT tales como Ex 25,17-22; 1 Sm 4,4; Is 6,1-7; Ez 1,5-21; 10,1-14; Sal 80,1.]
— Santo, santo, santo,
Señor Dios, dueño de todo,
el que era, el que es,
el que está a punto de llegar.
9Y cada vez que los cuatro vivientes tributan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por siempre,[#4,2; Dn 4,31; 12,7.]
10los veinticuatro ancianos caen de rodillas ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por siempre y arrojan sus coronas a los pies del trono, diciendo:
11— Señor y Dios nuestro:
¡Nadie como tú merece recibir
la gloria, el honor y el poder!
Porque tú has creado todas las cosas;
en tu designio existían,
y conforme a él fueron creadas.