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1Tuve otra visión, en la cual vi aparecer cuatro cuernos.[#2.1 En el AT, los cuernos representan la fuerza y el poderío (véase Am 6.13 n.). Aquí se refieren a las naciones poderosas que sometieron a los israelitas (cf. Dn 7.14-27).]
2Le pregunté al ángel que estaba hablando conmigo qué significaban aquellos cuernos, y él me contestó: «Estos cuernos representan el poder de los que han dispersado por todas partes a los habitantes de Judá, Israel y Jerusalén.»
3Después el Señor me hizo ver a cuatro herreros.[#2.3 Los cuatro herreros son símbolo del poder de Dios, que terminará por destruir a todos los enemigos de su pueblo. Cf. Hag 2.21-22.]
4Yo pregunté: «¿A qué han venido estos herreros?» Y él me contestó: «Así como esos cuernos representan a los que dispersaron a Judá, de tal modo que nadie podía levantar cabeza, estos herreros han venido a hacer temblar de espanto y a cortarles los cuernos a las naciones que, dando cornadas a Judá, dispersaron a sus habitantes.»
5Aún tuve otra visión. Se me apareció un hombre que llevaba en la mano una cinta de medir.
6Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me contestó: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén, para saber su largo y su ancho.»
7Entonces vi que se iba el ángel que había hablado conmigo, y que otro ángel le salía al encuentro
8y le decía: «Corre a decirle al joven que lleva la cinta de medir: “Jerusalén va a ser de nuevo habitada, y serán tantos sus habitantes y ganados que no podrá tener murallas.
9Pero el Señor afirma: Yo seré como una muralla de fuego alrededor de Jerusalén, y en medio de la ciudad mostraré mi gloria.”»,[#2.8-9 La visión no anuncia simplemente la reconstrucción material de la ciudad, sino también la instauración de una Jerusalén renovada y mesiánica. En esa nueva Jerusalén se manifestarán los antiguos signos y prodigios del éxodo: el Señor mostrará su gloria (Ex 40.34; Ez 43.5) y protegerá a su pueblo con una muralla de fuego (Ex 13.21-22; Is 4.5-6).; #2.9 Las murallas materiales ya no serán necesarias, porque ya habrán pasado los días de conflicto y de miedo (cf. Ap 21.3,23).]
10-11El Señor afirma: «Yo hice que ustedes fueran dispersados en todas direcciones. Pero ahora les digo: ¡Huyan pronto del país del norte! ¡Escapen de Babilonia, donde viven desterrados ustedes, los que vivían en Sión! Yo, el Señor, lo afirmo.»[#2.10-11 Compárese esta apremiante invitación a huir de Babilonia con Is 48.20; Jer 50.8; 51.6. Babilonia es el país del norte porque, aunque estaba ubicada al oriente de Judá, invadía Palestina desde el norte (Jer 1.14; 4.6; 6.1,22; 10.22; véase Índice de mapas ).]
12-13El Señor todopoderoso me ha enviado con este mensaje contra las naciones que los saquearon a ustedes: «Cualquiera que toca a mi pueblo, toca a la niña de mis ojos. Por eso, yo mismo lucharé contra esas naciones, y haré que sus propios esclavos las saqueen.» Así mostrará su gloria el Señor todopoderoso, y así comprenderán ustedes que él fue quien me envió.[#2.12-13 El texto hebreo escribe la niña de sus ojos, porque consideraba irreverente atribuir ojos a Dios.]
14El Señor afirma: «¡Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes!»[#2.14 Cf. Zac 9.9; cf. también Is 52.9; 54.1; 65.18-19; Ez 43.7; Sof 3.14.]
15Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor. Y él dirá: «También estas naciones serán pueblo mío. Y yo viviré entonces entre ustedes.» Así comprenderán ustedes que el Señor todopoderoso me ha enviado.[#2.15 Los vv. 10-11(14-15) retoman una serie de profecías antiguas (Is 2.2-5; Is 45.22; Miq 4.1-2) para hablar de la salvación de las naciones en sentido universal.]
16El Señor tomará nuevamente a Judá como su posesión especial en la tierra santa, y proclamará de nuevo a Jerusalén como su ciudad elegida.[#2.16 Nótese el empleo de la expresión tierra santa como designación de la tierra de Israel y Judá (cf. Sab 12.3; 2 Mac 1.7).]
17¡Que todo el mundo guarde silencio ante el Señor, pues él viene a nosotros desde el santo lugar donde habita![#2.17 Hab 2.20; Sof 1.7; Ap 8.1.]