Salmos 40

SALMO

Una canción nueva

(Sal 70)

1Yo confié sinceramente en el SEÑOR,

y él escuchó mi oración.

2El SEÑOR me sacó del pozo de la destrucción;

me sacó del barro y del lodo.

Me puso los pies en la roca, en tierra firme,

donde puedo andar con seguridad.

3Él puso una canción nueva en mi boca,

una canción de alabanza a Dios.

Mucha gente verá lo que Dios ha hecho y lo alabará;

se llenarán de confianza en él.

4Afortunado el que confía en el SEÑOR

y no busca ayuda en dioses falsos.

5SEÑOR, Dios nuestro,

tú has hecho muchas maravillas.

Tienes planes maravillosos para nosotros;

eres incomparable.

No me alcanzan las palabras

cuando intento contar tus maravillas.

6SEÑOR, tú me has hecho entender[#40:6 Textualmente: tú has excavado mis oídos . Algunos manuscritos de Septuaginta y Heb 10:5 dicen preparaste un cuerpo para mí .]

que en realidad no esperas sacrificios ni ofrendas.

En realidad no pides sacrificios para borrar el pecado.

7Así que dije: «Mírame, aquí estoy,

listo para hacer lo que está escrito de mí en el libro».

8Dios mío, deseo que se haga tu voluntad;

llevo tus enseñanzas en mi corazón.

9Le he dado a todo el mundo la buena noticia de tu victoria

y sabes que nunca dejaré de hablar de ello, SEÑOR.

10SEÑOR, no he guardado para mí la maravilla de tus obras.

He hablado públicamente de tu justicia y de tu salvación.

No he escondido a la gran asamblea

tu fiel amor ni tu verdad.

11No seas tacaño, SEÑOR, con tu compasión.

Que tu fiel amor y fidelidad me guarden para siempre.

12Porque se me han venido encima

muchas desgracias.

Mis pecados me han atrapado

y no puedo escapar de ellos.

Son tantos los pecados que he cometido,

que he perdido todo el valor.

13SEÑOR, por favor rescátame.

¡SEÑOR, ven pronto a ayudarme!

14Que todos los que buscan destruirme

terminen sintiéndose avergonzados y humillados.

Que los que quieren hacerme daño

se retiren sin lograr nada.

15Que los que se burlan de mí

retrocedan avergonzados.

16Y que los que buscan tu ayuda,

encuentren dicha y felicidad.

Que los que aman tu salvación

puedan alabarte siempre diciendo:

«¡Cuán grande es el SEÑOR!»

17Señor, ten compasión de mí,

aunque sea tan solo un hombre pobre e indefenso.

Dios mío, tú eres quien me ayuda y me salva.

¡No llegues demasiado tarde!

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