Ezequiel 1

Ezequiel 1

Visión del trono de Dios

1-2-3Yo, el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba un día a orillas del río Quebar, en Babilonia, entre los que habían sido llevados al destierro. En esto se abrió el cielo, y vi a Dios en una visión. Era el día cinco del mes cuarto del año treinta, cinco años después que el rey Joaquín había sido llevado al destierro. El Señor puso su mano sobre mí.[#1.1-3 canal tributario del Éufrates, que corre al sudeste del sitio donde se encontraba la antigua Babilonia. Véase Índice de mapas.; #1.1-3 Cf. Ap 19.11.; #1.1-3 El texto no indica a partir de qué fecha se cuentan estos treinta años. Algunos intérpretes piensan que se refieren a la edad de Ezequiel. En tal caso se estaría afirmando su autoridad como sacerdote, ya que los miembros de las familias sacerdotales podían comenzar a ejercer sus funciones a partir de esa edad (cf. Nm 4). Otros consideran que en estos vv. se han unido, sin tratar de armonizarlas, dos indicaciones cronológicas referentes a dos momentos diversos en la vida del profeta.; #1.1-3 El quinto año del destierro del rey Joaquín corresponde al año 593 a.C. Cf. 2 R 24.10-16; 2 Cr 36.9-10.; #1.1-3 Esta expresión da una idea del poder con que el Señor se revela al profeta para actuar y hablar por medio de él. Cf. Ez 3.14,22; 8.1; 33.22; 37.1; 40.1.]

4Entonces vi que del norte venía un viento huracanado; de una gran nube salía un fuego como de relámpagos, y en su derredor había un fuerte resplandor. En medio del fuego brillaba algo semejante al metal bruñido,[#1.4 El fuego suele estar asociado a las manifestaciones de Dios en el AT. Unas veces, como la columna de fuego en Ex 14.24, representa la presencia protectora del Señor; otras, como en Nm 16.35; Sof 1.18, simboliza el juicio de Dios.; #1.4 El resplandor de la luz es otra característica de las manifestaciones divinas (Is 9.2[1]). Cf. también Is 60.1-3, donde se compara la llegada de la gloria de Dios con la claridad de una aurora radiante.]

5y en el centro mismo había algo parecido a cuatro seres con aspecto humano.

6Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas;

7sus piernas eran rectas, con pezuñas como de becerro, y brillaban como bronce muy pulido.

8-9Además de sus cuatro caras y sus cuatro alas, estos seres tenían manos de hombre en sus cuatro costados, debajo de sus alas. Las alas se tocaban unas con otras. Al andar, no se volvían, sino que caminaban de frente.

10Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante, su cara era la de un hombre; a la derecha, la de un león; a la izquierda, la de un toro; y por detrás, la de un águila.[#1.10 Cf. Ez 10.14; Ap 4.7.]

11Las alas se extendían hacia arriba. Dos de ellas se tocaban entre sí, y con las otras dos se cubrían el cuerpo.[#1.11 así, según versiones antiguas. El texto hebreo añade y sus caras .]

12Todos caminaban de frente, y no se volvían al andar. Iban en la dirección en que el poder de Dios los llevaba.

13El aspecto de los seres era como de carbones encendidos, o como de algo parecido a antorchas que iban y venían en medio de ellos; el fuego era resplandeciente, y de él salían relámpagos.[#1.13 Cf. Ap 4.5.]

14Los seres iban y venían rápidamente, como si fueran relámpagos.[#1.14 El rápido desplazamiento de los cuatro seres sugiere la idea de una gran movilidad. La presencia divina no está ligada exclusivamente al templo de Jerusalén o la Tierra santa, sino que también puede manifestarse en Babilonia o en cualquier otra parte donde el pueblo necesita encontrarse con su Dios. Cf. Ez 10; 43.1-12, que muestran cómo la gloria del Señor abandona el templo y luego vuelve a entrar en él.]

15Miré a aquellos seres y vi que en el suelo, al lado de cada uno de ellos, había una rueda.

16Las cuatro ruedas eran iguales y, por la manera en que estaban hechas, brillaban como el topacio. Parecía como si dentro de cada rueda hubiera otra rueda.

17Podían avanzar en cualquiera de las cuatro direcciones, sin tener que volverse.

18Vi que las cuatro ruedas tenían sus aros, y que en su derredor estaban llenas de reflejos.[#1.18 según la versión griega (LXX). Heb. temor .; #1.18 Lit. ojos. Cf. Ap 4.8.]

19Cuando aquellos seres avanzaban, también avanzaban las ruedas con ellos, y cuando los seres se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas.

20Los seres se movían en la dirección en que el poder de Dios los impulsaba, y las ruedas se levantaban junto con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres.

21Cuando los seres se movían, se movían también las ruedas, y cuando ellos se detenían, las ruedas también se detenían; y cuando los seres se levantaban del suelo, también las ruedas se levantaban con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres.[#Ez 10.9-13.]

22Por encima de sus cabezas se veía una especie de bóveda, brillante como el cristal.[#1.22 Cf. Ap 4.6]

23Debajo de la bóveda se extendían rectas las alas de aquellos seres, tocándose unas con otras. Con dos de ellas se cubrían el cuerpo.

24Y oí también el ruido que hacían las alas cuando avanzaban: era como el ruido del agua de un río crecido, como la voz del Todopoderoso, como el ruido de un gran ejército. Cuando se detenían, bajaban las alas.[#1.24 Cf. Ap 1.15; 19.6.; #1.24 heb. Véase Gn 17.1 n.]

25Y salió un ruido de encima de la bóveda que estaba sobre la cabeza de ellos.[#1.25 El texto hebreo repite Cuando se detenían, bajaban las alas .]

26Encima de la bóveda vi algo como un trono que parecía de zafiro, y sobre aquella especie de trono había alguien que parecía un hombre.[#1.26 Cf. Ex 24.10.; #1.26 Cf. Ez 10.1; Ap 4.2-3.]

27De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi que brillaba como metal bruñido rodeado de fuego, y de allí para abajo vi algo semejante al fuego. En su derredor había un resplandor[#Ez 8.2.]

28parecido al arco iris cuando aparece entre las nubes en un día de lluvia. De esta manera se me presentó la gloria del Señor. Al verla, me incliné hasta tocar el suelo con la frente.[#1.28 La gloria del Señor es la manifestación visible de la presencia divina (Ez 3.12,23; 8.4; 43.1-5). Cf. Ex 24.16-17; 40.34-35; véanse Jn 1.14 nota; 2.11 n. Todos los elementos antes descritos preceden y acompañan la revelación de la gloria del Señor, que es el aspecto más importante de esta visión profética.]

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies