Miqueas 4

Miqueas 4

El reinado de paz del Señor

(Is 2.2-4)

1En los últimos tiempos quedará afirmado[#4.1-5 Esta profecía, que anuncia la gloria futura de Jerusalén, contrasta sensiblemente con las amenazas del cap. anterior (véase Miq 3.12 n.). El mismo texto, con algunas variantes, se encuentra también en Is 2.2-4.]

el monte donde se halla el templo del Señor.

Será el monte más alto;

más alto que cualquier otro monte.

Todas las naciones vendrán a él;

2pueblos numerosos llegarán, diciendo:

«Vengan, subamos al monte del Señor,

al templo del Dios de Jacob,

para que él nos enseñe sus caminos

y podamos andar por sus senderos.»

Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor,

de Jerusalén vendrá su palabra.

3El Señor juzgará entre las naciones

y decidirá los pleitos de pueblos numerosos,

aun de los más lejanos.

Ellos convertirán sus espadas en arados

y sus lanzas en hoces.

Ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro

ni a recibir instrucción para la guerra.

4Todos vivirán entonces sin temor,

y cada cual podrá descansar

a la sombra de su vid y de su higuera.

¡Son las propias palabras del Señor todopoderoso!

5Los otros pueblos obedecen a sus propios dioses,

pero nosotros siempre obedeceremos

al Señor nuestro Dios.

El Señor salvará a su pueblo

6-7Esto afirma el Señor:

«En aquel día reuniré a mis ovejas,

a las que había castigado:

a las impedidas, cansadas y dispersas.

Con ellas, con las que hayan quedado,

haré una nación poderosa.

Yo, el Señor, gobernaré a mi pueblo

desde el monte Sión, ahora y siempre.

8Y tú, Jerusalén, torre y fortaleza de Sión,[#4.8 Lit. Torre del rebaño .]

tú volverás a ser la capital del reino,

la gran señora que antes fuiste.»

9Ahora pues, ¿por qué gritas así,

como una mujer con dolores de parto?

¿Acaso porque en ti no hay rey?

¿O porque han muerto tus consejeros?

10Retuércete y grita, ciudad de Sión,

como una mujer con dolores de parto,

porque tu gente va a salir de ti y tendrá que vivir a campo abierto,

y aun llegará hasta Babilonia.

Pero allí librará el Señor a su pueblo;

lo salvará de sus enemigos.

11Ahora muchas naciones

se han juntado en contra tuya,

diciendo: «¡Vamos a darnos el gusto

de ver a Jerusalén profanada!»

12Pero esas naciones no conocen

los pensamientos y los planes de Dios;

no saben que él las va a juntar

como manojos de espigas en la era.

13¡Levántate y trilla, ciudad de Sión!

Porque el Señor dice:

«Yo te daré la fuerza de un toro

de cuernos de hierro y pezuñas de bronce,

para que destroces a muchos pueblos.

Tú les quitarás sus riquezas mal habidas

y me las consagrarás a mí,

al Señor de toda la tierra.»

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies