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1Feliz el hombre[#1.1 exclamación típica de las «bienaventuranzas» o exclamaciones gozosas que declaran felices o dichosos a una persona o a un grupo de personas, unas veces por lo que son (por ej., los pobres en Lc 6.20) y otras por lo que hacen (por ej., los que trabajan por la paz en Mt 5.9). Las «bienaventuranzas» son una forma característica de los escritos sapienciales (Pr 14.21; 16.20; 20.7; 28.14; 29.18), que también aparece con frecuencia en Salmos (2.12; 32.1-2; 34.8[9]; 41.1[2]; 84.4-5 [5-6],12[13]; 112.1; 119.1-2; 128.1), en los evangelios (véase Mt 5.3-12 n.) y en Apocalipsis (véase 1.3 nota).]
que no sigue el consejo de los malvados,
ni va por el camino de los pecadores,
ni hace causa común con los que se burlan de Dios,
2sino que pone su amor en la ley del Señor[#1.2 Lit. (está) su deleite. El término hebreo implica aquí algo más que mero placer o complacencia; es voluntad, deseo, adhesión gozosa y obediencia fundada en el amor.; #1.2 La palabra hebrea torá, traducida habitualmente por «ley», significa más bien «instrucción» o «enseñanza». Esta «instrucción», que está contenida especialmente en los primeros cinco libros de la Biblia, no es concebida como un conjunto impersonal de mandamientos y preceptos; es palabra viva de Dios, que sale al encuentro de los hombres para manifestarles su voluntad y conducirlos por el camino del bien y de la vida. Cf. Sal 19.7-14 (8-15); 119.]
y en ella medita noche y día.
3Ese hombre es como un árbol
plantado a la orilla de un río,
que da su fruto a su tiempo
y jamás se marchitan sus hojas.
¡Todo lo que hace, le sale bien!
4Con los malvados no pasa lo mismo,
pues son como paja que se lleva el viento.
5Por eso los malvados caerán bajo el juicio de Dios[#1.5 Lit. no se levantarán o permanecerán de pie, es decir, no podrán resistir al juicio de Dios.]
y no tendrán parte en la comunidad de los justos.
6El Señor cuida el camino de los justos,[#1.6 Lit. conoce. El verbo conocer se emplea muchas veces en la Biblia para designar una relación personal estrecha e incluso muy íntima. Cf. Mt 11.27; Jn 10.14-15.]
pero el camino de los malos lleva al desastre.