Salmos 69

Salmos 69

SALMO 69 (68)

Un grito de angustia

11 (2) Sálvame, Dios mío,

porque estoy a punto de ahogarme;

22 (3) me estoy hundiendo en un pantano profundo[#69.2 (3) El pantano profundo es un símbolo de las calamidades y de los peligros mortales (Sal 40.2 [3]).]

y no tengo dónde apoyar los pies.

He llegado a lo más hondo del agua

y me arrastra la corriente.

33 (4) Ya estoy ronco de tanto gritar;

la garganta me duele;

¡mis ojos están cansados

de tanto esperar a mi Dios!

44 (5) Son más los que me odian sin motivo[#69.4 (5) Sal 35.19. Jesús cita estas palabras en Jn 15.25.]

que los pelos de mi cabeza;

han aumentado mis enemigos,

los que sin razón me destruyen

y me exigen que devuelva lo que no he robado.

55 (6) Dios mío, tú sabes cuán necio he sido;

no puedo esconderte mis pecados.

66 (7) Señor, Dios todopoderoso,

¡que no pasen vergüenza por mi culpa

los que confían en ti!

Dios de Israel,

¡que no se decepcionen por mi causa

los que con ansia te buscan!

77 (8) Por ti he soportado ofensas;

mi cara se ha cubierto de vergüenza;

88 (9) ¡soy como un extraño y desconocido

para mis propios hermanos!

99 (10) Me consume el celo por tu casa;[#69.9 (10) Jn 2.17.]

en mí han recaído las ofensas

de los que te insultan.

1010 (11) Cuando lloro y ayuno, se burlan de mí;

1111 (12) si me visto de luto, soy el hazmerreír de todos.[#69.11 (12) Lit. un proverbio. La situación del salmista es tema de conversación de todos, de manera que se ha convertido en una frase proverbial que provoca risas y burlas.]

1212 (13) Ando de boca en boca,[#69.12 (13) Lit. Hablan de mí los que se sientan a la puerta. Se refiere a la puerta de la ciudad, punto de reunión donde se resolvían los pleitos y se divulgaban las últimas noticias.]

y los borrachos me hacen canciones.

1313 (14) Pero yo, Señor, a ti clamo.

Dios mío, ¡ayúdame ahora!

Por tu gran amor, ¡respóndeme!

Por tu constante ayuda, ¡sálvame!

1414 (15) ¡No dejes que me hunda en el lodo!

¡Ponme a salvo de los que me odian

y de las aguas profundas!

1515 (16) ¡No dejes que me arrastre la corriente!

¡No dejes que el profundo remolino

me trague y se cierre tras de mí!

1616 (17) Señor, respóndeme;

¡tú eres bueno y todo amor!

Por tu inmensa ternura, fíjate en mí;

17¡no rechaces a este siervo tuyo!

¡Respóndeme pronto, que estoy en peligro!

1818 (19) Acércate a mí, y sálvame;

¡líbrame de mis enemigos!

1919 (20) Tú conoces las ofensas,

la vergüenza y la deshonra que he sufrido;

tú sabes quiénes son mis enemigos.

2020 (21) Las ofensas me han roto el corazón;

¡estoy sin ánimo y sin fuerzas!

Inútilmente he buscado

quien me consuele y compadezca.

2121 (22) En mi comida pusieron veneno,

y cuando tuve sed me dieron a beber vinagre.

2222 (23) ¡Que su mesa y sus comidas de amistad

se conviertan en trampa para ellos!

2323 (24) ¡Haz que se queden ciegos

y que siempre les tiemblen las piernas!

2424 (25) Descarga tu enojo sobre ellos;

¡que tu furia encendida los alcance!

2525 (26) Que su campamento se vuelva un desierto,

y que nadie viva en sus tiendas;

2626 (27) pues persiguen al que has afligido

y se burlan del dolor del que has herido.

2727 (28) Devuélveles mal por mal;

¡que no alcancen tu perdón!

2828 (29) ¡Bórralos del libro de la vida![#69.28 (29) Es decir, que tengan una muerte prematura. Aquí el libro de la vida es el registro donde están escritos los nombres de los que todavía viven (Ex 32.32). En el NT, esta misma expresión metafórica se refiere a los que gozarán de la felicidad eterna junto a Dios, después de la muerte (Flp 4.3; véanse las referencias en Ap 3.5 nota). Véanse también Sal 56.8 (9) nota; 139.16 n.]

¡No los pongas en la lista de los justos!

2929 (30) Pero a mí, que estoy enfermo y afligido,

levántame, Dios mío, y sálvame.

3030 (31) Alabaré con cantos el nombre de Dios;

lo alabaré con gratitud,

3131 (32) y el Señor quedará más complacido

que si le ofreciera un toro en sacrificio

o un novillo con cuernos y pezuñas.

3232 (33) Al ver esto, se alegrarán los afligidos

y se animará el corazón de los que buscan a Dios;

3333 (34) pues el Señor escucha a los pobres

y no desprecia a los suyos que están presos.

3434 (35) ¡Alaben al Señor el cielo, la tierra y el mar,

y todos los seres que en ellos viven!

35-3635-36 (36-37) Pues Dios salvará a Sión

y reconstruirá las ciudades de Judá.

Los hijos de sus siervos heredarán la ciudad;

allí vivirán y tomarán posesión de ella;

¡los que aman su nombre la habitarán!

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies