Zacarías 2

Zacarías 2

Visión de la cinta de medir

11 (5) Aún tuve otra visión. Se me apareció un hombre que llevaba en la mano una cinta de medir.

22 (6) Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me contestó: «Voy a medir la ciudad de Jerusalén, para saber su largo y su ancho.»

33 (7) Entonces vi que se iba el ángel que había hablado conmigo, y que otro ángel le salía al encuentro

44 (8) y le decía: «Corre a decirle al joven que lleva la cinta de medir: “Jerusalén va a ser de nuevo habitada, y serán tantos sus habitantes y ganados que no podrá tener murallas.

55 (9) Pero el Señor afirma: Yo seré como una muralla de fuego alrededor de Jerusalén, y en medio de la ciudad mostraré mi gloria.”»,[#2.4-5 (8-9) La visión no anuncia simplemente la reconstrucción material de la ciudad, sino también la instauración de una Jerusalén renovada y mesiánica. En esa nueva Jerusalén se manifestarán los antiguos signos y prodigios del éxodo: el Señor mostrará su gloria (Ex 40.34; Ez 43.5) y protegerá a su pueblo con una muralla de fuego (Ex 13.21-22; Is 4.5-6).; #2.5 (9) Las murallas materiales ya no serán necesarias, porque ya habrán pasado los días de conflicto y de miedo (cf. Ap 21.3,23).]

El Señor salvará a su pueblo

6-76-7 (10-11) El Señor afirma: «Yo hice que ustedes fueran dispersados en todas direcciones. Pero ahora les digo: ¡Huyan pronto del país del norte! ¡Escapen de Babilonia, donde viven desterrados ustedes, los que vivían en Sión! Yo, el Señor, lo afirmo.»[#2.6-7 (10-11) Compárese esta apremiante invitación a huir de Babilonia con Is 48.20; Jer 50.8; 51.6. Babilonia es el país del norte porque, aunque estaba ubicada al oriente de Judá, invadía Palestina desde el norte (Jer 1.14; 4.6; 6.1,22; 10.22; véase Índice de mapas ).]

8-98-9 (12-13) El Señor todopoderoso me ha enviado con este mensaje contra las naciones que los saquearon a ustedes: «Cualquiera que toca a mi pueblo, toca a la niña de mis ojos. Por eso, yo mismo lucharé contra esas naciones, y haré que sus propios esclavos las saqueen.» Así mostrará su gloria el Señor todopoderoso, y así comprenderán ustedes que él fue quien me envió.[#2.8-9 (12-13) El texto hebreo escribe la niña de sus ojos, porque consideraba irreverente atribuir ojos a Dios.]

1010 (14) El Señor afirma: «¡Canten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo vengo a vivir entre ustedes!»[#2.10 (14) Cf. Zac 9.9; cf. también Is 52.9; 54.1; 65.18-19; Ez 43.7; Sof 3.14.]

1111 (15) Cuando esto suceda, muchas naciones se unirán al Señor. Y él dirá: «También estas naciones serán pueblo mío. Y yo viviré entonces entre ustedes.» Así comprenderán ustedes que el Señor todopoderoso me ha enviado.[#2.11 (15) Los vv. 10-11(14-15) retoman una serie de profecías antiguas (Is 2.2-5; Is 45.22; Miq 4.1-2) para hablar de la salvación de las naciones en sentido universal.]

1212 (16) El Señor tomará nuevamente a Judá como su posesión especial en la tierra santa, y proclamará de nuevo a Jerusalén como su ciudad elegida.[#2.12 (16) Nótese el empleo de la expresión tierra santa como designación de la tierra de Israel y Judá .]

1313 (17) ¡Que todo el mundo guarde silencio ante el Señor, pues él viene a nosotros desde el santo lugar donde habita![#2.13 (17) Hab 2.20; Sof 1.7; Ap 8.1.]

Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.
Published by: United Bible Societies