Salmos 22

SALMO 22 (21)

Grito de angustia y canto de alabanza

2Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?,

¿por qué no vienes a salvarme?,

¿por qué no atiendes a mis lamentos?

3Dios mío,

día y noche te llamo, y no respondes;

¡no hay descanso para mí!

4Pero tú eres santo;

tú reinas, alabado por Israel.

5Nuestros padres confiaron en ti;

confiaron, y tú los libertaste;

6te pidieron ayuda, y les diste libertad;

confiaron en ti, y no los defraudaste.

7Pero yo no soy un hombre, sino un gusano;[#22.7 Is 52.14; cf. Jn 19.5.; #22.7 Job 25.6.]

¡soy el hazmerreír de la gente!

8Los que me ven, se burlan de mí;

me hacen muecas, mueven la cabeza

9y dicen:

«Éste confiaba en el Señor;

pues que el Señor lo libre.

Ya que tanto lo quiere, que lo salve.»

10Y así es:

tú me hiciste nacer del vientre de mi madre;

en su pecho me hiciste descansar.

11Desde antes que yo naciera,

fui puesto bajo tu cuidado;

desde el vientre de mi madre,

mi Dios eres tú.

12No te alejes de mí,

pues estoy al borde de la angustia

y no tengo quien me ayude.

13Mis enemigos me han rodeado como toros,

como bravos toros de Basán;

14rugen como leones feroces,

abren la boca y se lanzan contra mí.

15Soy como agua que se derrama;

mis huesos están dislocados.

Mi corazón es como cera

que se derrite dentro de mí.

16Tengo la boca seca como una teja;[#22.16 texto probable. Heb. mi fuerza .]

tengo la lengua pegada al paladar.

¡Me has hundido hasta el polvo de la muerte!

17Como perros, una banda de malvados

me ha rodeado por completo;

me han desgarrado las manos y los pies.

18¡Puedo contarme los huesos!

Mis enemigos no me quitan la vista de encima;

19se han repartido mi ropa entre sí,

y sobre ella echan suertes.

20Pero tú, Señor, que eres mi fuerza,

¡no te alejes!, ¡ven pronto en mi ayuda!

21Líbrame de morir a filo de espada,

no dejes que me maten esos perros,

22sálvame de la boca de esos leones,

¡defiéndeme de los cuernos de esos toros!

23Yo hablaré de ti a mis hermanos,

te alabaré en sus reuniones.

24Ustedes, los que honran al Señor, ¡alábenlo!

¡Glorifíquenlo todos los descendientes de Jacob!

¡Adórenlo todos los descendientes de Israel!

25Pues él no desprecia ni pasa por alto

el sufrimiento de los pobres,

ni se esconde de ellos.

¡Él los oye cuando le piden ayuda!

26En presencia de tu pueblo numeroso

alabaré tu fidelidad;

delante de los que te honran

te cumpliré mis promesas.

27Coman, ustedes los oprimidos,

hasta que estén satisfechos;

alaben al Señor, ustedes que lo buscan,

y vivan muchos años.

28Razas y naciones todas,

gente de todos los rincones de la tierra:

acuérdense del Señor, y vengan a él;

¡arrodíllense delante de él!

29Porque el Señor es el Rey,

y él gobierna las naciones.

30Inclínense y adórenlo sólo a él

todos los que viven en abundancia,

todos los que han de volver al polvo,

pues en sí mismos no tienen vida.

31Mis descendientes adorarán al Señor

y hablarán de él toda la vida;

32a los que nazcan después, les contarán

de su justicia y de sus obras.

Texto Bíblico: Dios habla hoy © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1994.
Published by: United Bible Societies