Salmos 5

SALMO 5

Comenzando el día con Dios

2-3Señor, Rey mío y Dios mío,[#5.2-3 Sal 44.5; 68.25; 74.12; 84.4.]

escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos,

oye mis súplicas,

pues a ti elevo mi oración.

4De mañana escuchas mi voz;

muy temprano te expongo mi caso,

y quedo esperando tu respuesta.

5No eres tú un Dios que se complace en lo malo;

los malvados no pueden vivir a tu lado,

6ni en tu presencia hay lugar para los orgullosos.

Tú odias a los malhechores,

7destruyes a los mentirosos y rechazas a los traidores y asesinos.[#5.7 Cf. Sal 52.6-7; 55.24; Eclo 34.20-22.]

8En cambio yo, por tu gran amor,

puedo entrar en tu templo;

¡puedo adorarte con toda reverencia

mirando hacia tu santo templo!

9Señor, por causa de mis enemigos

guíame en tu justicia,

llévame por el buen camino.

10Ellos nunca hablan con sinceridad;

¡están corrompidos por dentro!

Sepulcro abierto es su garganta;

¡su lengua es mentirosa!

11¡Castígalos, Dios mío!

¡Haz que fracasen sus intrigas!

Recházalos por sus muchos pecados,

porque se han rebelado contra ti.

12Alégrense los que buscan tu protección;

canten siempre de alegría

porque tú los proteges.

Los que te aman, se alegran por causa tuya,

13pues tú, Señor, bendices al que es fiel;

tu bondad lo rodea como un escudo.

Texto Bíblico: Dios habla hoy © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1994.
Published by: United Bible Societies