The chat will start when you send the first message.
1Amados, no crean a todo espíritu, sino que aprendan a discernir los espíritus para ver si proceden de Dios, pues existen muchos falsos profetas que andan por el mundo engañando.
2De la siguiente forma podrán discernir el Espíritu de Dios: toda persona que confiese con su boca y testimonio de vida a Jesucristo que se encarnó, es de Dios.[#(jomologeí), verbo en voz activa, modo indicativo, tiempo presente, tercera persona de singular, traduce: confiese con su boca y con su testimonio de vida; viene del verbo (jomologuéo) que traduce confesar con acciones, confesar con el testimonio o confesar con la vida. En el griego hay varios verbos que significan confesar, algunos significan confesar en un juicio bajo juramento, otros significan confesar con la boca de algo que hizo o vio, pero este verbo denota una confesión que va más allá de las palabras, es más bien un confesar con acciones. Este verbo también es usado por Pablo en Ro. 10:9, es decir, hasta una persona que no habla puede ejecutar este verbo al vivir con transparencia en su testimonio cristiano.]
3Por otro lado, aquel espíritu que no reconoce a Jesucristo tanto en palabras como en acciones no es de Dios; al contrario, se opone a Cristo. Ya se les había advertido sobre la venida de este adversario, y ahora ya está actuando en el mundo.
4Ustedes hijos míos, son de Dios y han vencido a los enemigos de Cristo, pues mayor es Jesucristo, que está en ustedes, que sus enemigos que están en el mundo.
5Ellos son del mundo, por eso hablan y se identifican con el mundo y el mundo a ellos los escucha con atención.
6Nosotros somos de Dios, el que conoce a Dios nos escucha, pero quien no es de Dios, no nos escucha; a base de esto distinguimos al que tiene el Espíritu de la verdad y al que tiene el espíritu del error, que engaña a la gente.
7Amados míos, amémonos los unos a los otros con el amor sacrificial de Dios en Cristo Jesús, porque el amor viene de Dios, todo el que ama ha sido engendrado por Dios y lo conoce íntimamente.
8El que no ama con el amor sacrificial de Dios en Cristo Jesús, nunca conoció íntimamente a Dios, porque Dios es amor.
9En esto fue revelado el amor sacrificial de Dios en Cristo Jesús para nosotros, pues su Hijo, el Unigénito fue enviado de parte de Dios al mundo para que nuestras vidas tengan sentido en Él.
10En esto consiste el amor sacrificial: no fuimos nosotros los que amamos sacrificialmente a Dios, sino que Él nos amó con el sacrificio de la encarnación y de la cruz por medio de Jesucristo y lo envió al mundo para liberarnos de nuestros pecados.
11Amados míos, si Dios nos amó sacrificialmente, entonces debemos amarnos unos a otros con el mismo amor de Dios en Cristo.
12A Dios nadie lo ha visto físicamente; pero si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor sacrificial nos perfecciona.
13En esto conocemos íntimamente que permanecemos en Dios y que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos dio.
14Nosotros hemos contemplado y testificamos con nuestras vidas que el Padre ha enviado a su Hijo como el Salvador del mundo.
15Todo aquel que confiese con palabras y con su propia vida que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él permanece en Dios.
16Nosotros hemos conocido íntimamente a Dios y hemos tenido una fe en el amor sacrificial de Dios a través de Jesucristo. Dios es amor y el que permanece en el amor, permanece en Dios.
17En esto el amor sacrificial de Dios en Cristo se ha perfeccionado en nosotros, para que tengamos absoluta confianza en el día que venga el juicio, donde vamos a ser librados de todo mal, así como Dios es, lo reflejamos nosotros en el mundo.
18El que vive el amor sacrificial de Dios en Cristo no tiene miedo, porque el perfecto amor echa fuera el miedo, ya que el miedo tiene su propio castigo, pero las personas que viven constantemente con miedo, es porque el amor sacrificial de Dios en Cristo no se ha perfeccionado en sus vidas.
19Nosotros amamos a Dios, porque Él a través de la obra sacrificial en Cristo, nos amó primero.
20Si alguien dice que ama a Dios y odia al prójimo, es un gran mentiroso; porque el que no ama a su prójimo a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios a quien nunca ha visto?
21Tenemos de parte de Dios este gran mandamiento: el que ama a Dios, también ame sacrificialmente con el amor de Dios al prójimo.