Sabiduría 19

Sabiduría 19

El paso por el Mar de los Juncos

1Dios nuestro,

los malos recibieron

un castigo muy fuerte,

porque lo que ellos hicieron

tú ya lo sabías de antemano.

2Ya sabías que,

después de dejar salir a tu pueblo,

los egipcios cambiarían de idea

y saldrían a perseguirlo.

3Y así sucedió.

Cuando todavía lloraban

por la muerte de sus hijos,

se les ocurrió la locura

de perseguir a tu pueblo.

4Se les olvidó el castigo

que acababan de recibir,

y salieron corriendo

tras la peor de sus desgracias.

Así se completó el castigo

que habías preparado para ellos.

5Mientras tu pueblo hacía un viaje maravilloso,

ellos morían lejos de su patria.

6Para que tus hijos no sufrieran ningún daño,

tú hiciste que los elementos naturales

no actuaran como siempre lo hacen.

7Una nube cubrió el campamento,

y donde antes había agua

apareció la tierra seca.

En medio del Mar de los Juncos

se abrió un camino seco,

y se formó una verde pradera entre las olas.

8Por allí pasó todo tu pueblo,

protegido por tu mano,

y contemplando ese maravilloso milagro.

9Todos saltaban de alegría como corderitos,

y te alababan a ti, Dios nuestro.

¡Tú los habías librado de sus enemigos!

10Tu pueblo recordaba

lo que había pasado

en el país donde había sido esclavo.

Recordaba también

cómo la tierra se cubrió de mosquitos

y el río se llenó de ranas.

11Más tarde, cuando tuvieron hambre,

quisieron probar una comida bien sabrosa.

12Entonces les mandaste

unas codornices que salieron del mar.

El pecado de Egipto

13Fuertes truenos anunciaron los castigos

que iban a caer sobre la nación malvada.

Los egipcios merecían el castigo que recibieron,

porque odiaban a los extranjeros,

y eran crueles con ellos.

14Los habitantes de Sodoma no recibieron

a unos visitantes desconocidos.

Pero los egipcios convirtieron en esclavos

a los israelitas que tanto les servían.

15Los de Sodoma fueron castigados

porque trataron como enemigos a los extranjeros.

16Los egipcios, al contrario,

recibieron muy bien a los israelitas,

pero cuando estos gozaban de iguales derechos,

los sometieron a trabajos forzados.

17Por eso Dios los dejó ciegos,

como había hecho con los de Sodoma.

A ellos les mandó una profunda oscuridad,

y, aunque estaban frente a la casa de Lot,

no pudieron encontrar la puerta.

La transformación de la naturaleza

18Los elementos de la naturaleza

cambiaron sus propiedades,

como en una guitarra se puede variar el ritmo,

sin necesidad de cambiar la melodía.

Eso lo sabemos por lo que sucedió:

19Los animales de la tierra

se convirtieron en animales del agua,

y los que vivían en el agua salieron a la tierra.

20El fuego se hacía más fuerte al recibir el agua,

y el agua perdió su fuerza para acabar con el fuego.

21El fuego no quemaba a los débiles animales

que pasaban por en medio de las llamas,

ni derretía el maná que caía del cielo,

aunque era suave como la nieve

y fácilmente se derretía.

22¡Dios nuestro,

tú has hecho grande y victorioso a tu pueblo!

¡Siempre lo acompañaste a todas partes!

Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
Published by: United Bible Societies